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Los otros, intranquilos, guardaron silencio bajo su mirada ardorosa, como
                perseguida por fantasmas. Bill miraba fijamente los matorrales, el sendero que
                serpenteaba por entre ellos rumbo a Kansas Street. De pronto, su mente subió
                otro punto como hacia un plano superior. Ya no tartamudeaba en su cerebro; era
                como si sus pensamientos volaran llevados por una loca intuición... como si todo
                viniera a él.
                   "George en un extremo. Yo y mis amigos en el otro. Y entonces todo cesará
                   ("otra vez")
                   >otra vez, sí, otra vez, porque esto ha ocurrido antes y siempre debe haber un
                sacrificio al final, alguna cosa terrible que le ponga fin, no sé cómo sé todo esto
                pero lo sé... y ellos... ellos ..."
                   --Permiten q-q-que pase -murmuró Bill, mirando con ojos muy abiertos aquel
                sendero que parecía una cola de cerdo-. Se-se-seguro.
                   --¿Bill? -preguntó Bev, suplicante.
                   Tenía a Stan a un lado, menudo y pulcro, con su camisa azul y sus pantalones
                chinos. Al otro, a Mike, que miraba a Bill intensamente, como si le leyera los
                pensamientos.
                   "Todos permiten que pase, siempre es así y la cosa se acalla, todo sigue,
                "Eso"... "Eso"...
                   ("duerme")
                   Duerme... o hiberna como un oso... y luego todo vuelve a empezar, y ellos lo
                saben... la gente sabe... sabe que debe ser así para que "Eso" pueda existir."
                   --L-l-l...
                   "¡Oh Dios, por favor, por favor, golpea exhausto el poste, por favor déjame decir
                esto tosco y recto e insiste oh, "Dios oh, por favor necesito hablar"!"
                   --Os tra-traje aq-aquí p-p-porque n-no hay ni-ni-ningún l-lugar s-s-sseguro, -dijo.
                La saliva se le escapaba de los labios; se la limpió con el dorso de la mano-. D-d-
                d-"Derry" es "Eso". ¿C-comprendéis? -Los fulminó con la mirada; ellos se
                apartaron un poco ante aquellos ojos brillantes, aterrorizados-. D-D... ¡"Derry es
                Eso"! Ppodemos ir a c-c-cualquier pa-parte... c-c-cuando "E-E-Eso" n-n-nos
                atrrape, n-nadie v-v-verá nnnada, na-nanadie oirá nad-nada, na-nadie se d-ddará
                cu-cu-cuenta. -Los miró, casi suplicante-. ¿C-c-comp-comprendéis cómo es? S-s-
                ssólo nos qu-queda t-t-tratar de te-te-terminar con l-l-lo que empempezamos.
                   Beverly vio al señor Ross levantarse y, mirándola, plegar su diario para entrar en
                la casa. "Nadie verá nada, nadie oirá nada, nadie se dará cuenta. Y mi padre..."
                   ("quítate los pantalones")
                   había querido matarla.
                   Mike recordó su almuerzo con Bill. La madre de su amigo, perdida en su propio
                mundo de sueños, como si no viera a ninguno de los dos, se había quedado
                leyendo una novela de Henry James mientras los chicos hacían sandwiches para
                comer de pie ante la mesa. Richie recordó la casa de Stan, limpia, pero
                completamente desierta. Stan se habla llevado una pequeña sorpresa pues su
                madre casi siempre estaba en casa a la hora del almuerzo y, en las pocas
                ocasiones en que se ausentaba, no olvidaba dejar una nota diciendo a dónde
                podría buscarla. Faltaba el coche; eso era todo. "Probablemente fue de compras
                con su amiga Debora", comentó Stan, con el ceño algo fruncido mientras
                preparaba sandwiches de huevo. Richie lo había olvidado hasta ese momento.
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