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grotescamente, casi arrastrándose por el suelo. "Eso" cambiaba ahora de
dirección, encaminándose, sin fallar, hacia el jefe del grupo: Bill.
"Es la bolsa de los huevos -pensó Ben y su mente pareció gritar ante las
implicaciones de aquella idea-. No importa que sea "Eso" más allá de lo que
vemos: esta representación es correcta, al menos simbólicamente: "Eso" es
hembra y está preñada. Estaba preñada ya en aquel entonces y ninguno de
nosotros se dio cuenta. Excepto Stan, quizá. Oh, sí, fue Stan quien lo comprendió,
Stan, no Mike. Stan, quien nos dijo... Por eso tuvimos que volver, pasara lo que
pasara, porque "Eso" es hembra y está preñada de algún engendro inconcebible...
y está al final de su gestación."
Inconcebiblemente, Bill Denbrough se estaba adelantando para salir al
encuentro de "Eso".
--¡No, Bill! -gritó Beverly.
--¡Que-que-quedaos atrás! -gritó Bill sin volverse.
Un momento después, Richie corría hacia él gritando su nombre y Ben
descubría que sus propias piernas se habían puesto en movimiento. Le parecía
tener una barriga bamboleándose delante de él; la sensación le resultó agradable:
"Tener que volver a ser niños -pensó-. Es el único modo en que puedo impedir que
"Eso" me vuelva loco. Tengo que convertirme otra vez en niño... tengo que
aceptarlo."
Corría y gritaba el nombre de Bill, apenas consciente de que Eddie corría a su
lado, balanceando el brazo roto con el cinturón de bata que Bill había usado para
atarlo arrastrándose por el suelo. Eddie había sacado su inhalador. Parecía un
pistolero demente armado con una extraña pistola.
Ben oyó que Bill aullaba:
--¡Tú ma-ma-mataste a mi hermano, hi-i-ija de p-puta!
Entonces "Eso" alzó las patas frente a Bill sepultándolo en su sombra,
pataleando en el aire. Ben oyó un maullido ansioso y miró aquellos ojos malignos,
rojos, ajenos al tiempo. Por un instante vio la forma oculta detrás de la apariencia:
vio luces, vio una cosa peluda, reptante, infinita, que estaba hecha de luz y nada
más, de luz naranja, una luz muerta que se fingía viva.
El rito se inició por segunda vez.
XXII. El rito de Chüd.
1. En la madriguera de Eso, 1958.
Fue Bill quien los retuvo unidos mientras la gran araña negra bajaba a toda
velocidad por su tela provocando una brisa venenosa que les revolvía el pelo. Stan
chilló como un bebé, los ojos pardos se le desorbitaban, se tiraba de las mejillas.
Ben retrocedió lentamente hasta que su amplio trasero tocó la pared, a la
izquierda de la puerta. Sintió un fuego frío quemarle los pantalones y volvió a
apartarse, pero como en un sueño. Sin duda nada de todo eso podía estar
ocurriendo; era, simplemente, la peor pesadilla del mundo. Descubrió qu e no
podía levantar las manos. Parecían atadas a grandes pesos.