Page 260 - La sangre manda
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bueno, legal.
—Solo quiero comprobar que a mi amiga no le ha pasado nada —contestó
Barbara, y le dirigió una sonrisa radiante que derritió cualquier reserva que él
pudiera albergar.
Cierto es que Barbara alberga sus propias reservas; se siente culpable solo
de mirar el puntito verde en el mapa, sobre todo desde que Jerome ha
eliminado su propio localizador. Pero lo que Jerome no sabe (y Barbara no va
a decírselo) es que Holly, tras Portland, fue a Pittsburgh. Eso, unido a las
búsquedas que Barbara vio en el ordenador de casa de Holly, la induce a
pensar que, después de todo, sí está interesada en el atentado de la escuela
Macready, y ese interés parece centrarse en Charles Ondowsky, alias Chet, el
periodista de la WPEN que fue el primero en acudir al lugar de los hechos, o
en Fred Finkel, su cámara. Barbara piensa que casi con toda seguridad es
Ondowsky el que interesa a Holly, porque sobre él había muchas más
búsquedas. Incluso anotó su nombre en el bloc que tenía al lado del
ordenador…, con dos interrogantes al final.
Barbara se resiste a pensar que a su amiga se le haya ido la olla, que quizá
incluso tenga alguna crisis nerviosa, y se niega a creer que pueda haberse
tropezado de algún modo con el rastro del autor del atentado en el colegio…
pero sabe que eso está en la esfera de lo posible, como suele decirse. Holly es
una mujer insegura, Holly pasa demasiado tiempo dudando de sí misma, pero
por otro lado Holly es lista. ¿Cabe la posibilidad de que Ondowsky y Finkel
(una pareja que inevitablemente le recuerda a Simon and Garfunkel) hayan
dado con una pista en el caso del atentado sin saberlo, o incluso siendo
conscientes de ello?
Esa idea la lleva a pensar en una película que vio con Holly. Blowup, se
titulaba. En ella un fotógrafo que captura imágenes de amantes en un parque
toma por azar la instantánea de un hombre con una pistola oculto entre unos
arbustos. ¿Y si en la escuela Macready ocurrió algo así? ¿Y si el autor del
atentado volvió al escenario del crimen para regodearse en su obra, y los
periodistas de la televisión lo filmaron mientras observaba (o incluso fingía
ayudar)? ¿Y si Holly lo descubrió de algún modo? Barbara sabía y aceptaba
que era una idea traída por los pelos, pero ¿no imitaba la vida a veces al arte?
Tal vez Holly fue a Pittsburgh a entrevistarse con Ondowsky y Finkel. Eso no
entrañaba especial peligro, supone Barbara, pero ¿y si el autor del atentado
seguía en la zona y Holly iba a por él?
¿Y si el autor del atentado iba a por ella?
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