Page 266 - La sangre manda
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Holly  consulta  el  reloj.  5.34.  Eso  le  deja  veintiséis  minutos  hasta  que

               Ondowsky se presente, en el supuesto de que sea puntual. Todavía le quedan
               cosas  que  hacer.  Todas  importantes.  Decidir  cuál  es  la  más  importante  no
               tiene ningún misterio, porque, si ella no sobrevive, alguien debe disponer de
               la información sobre el ser que entregó la bomba en la escuela Macready a fin

               de devorar el dolor de los supervivientes y de quienes habían perdido a algún
               ser querido, y existe una persona que la creerá.
                    Enciende el teléfono, abre la aplicación de grabación y empieza a hablar.





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               Los Robinson regalaron a su hija una monada de Ford Focus cuando cumplió
               los  dieciocho  años,  y  mientras  Holly  aparca  en  el  centro,  en  Buell  Street,
               Barbara se encuentra a tres manzanas del bloque de apartamentos de Holly,

               parada  en  un  semáforo.  Aprovecha  la  ocasión  para  echar  un  vistazo  a  la
               aplicación WebWatcher en su teléfono y musita: «Mierda». Holly no ha ido a
               casa. Está en la oficina, aunque Barbara no se explica por qué ha ido allí un
               sábado por la tarde tan cerca de Navidad.

                    Tiene el edificio de Holly justo enfrente, pero cuando el semáforo se pone
               en verde, Barbara dobla a la derecha, en dirección al centro. No tardará en
               llegar.  La  entrada  principal  del  edificio  Frederick  estará  cerrada  con  llave,
               pero conoce el código de la puerta lateral del callejón de servicio. Ha estado

               en Finders Keepers con su hermano muchas veces, y a menudo entran por ahí.
                    La sorprenderé, piensa Barbara. La llevaré a tomar un café y averiguaré
               en qué demonios anda metida. A lo mejor incluso podemos comer algo rápido

               e ir al cine.
                    La idea la hace sonreír.




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               Del informe de Holly Gibney para el inspector Ralph Anderson:

                    No  sé  si  te  lo  he  contado  todo,  y  no  tengo  tiempo  para  volver  atrás  y
               comprobarlo, pero sabes lo más importante: me he topado con otro visitante,
               no  el  mismo  al  que  nos  enfrentamos  en  Texas,  pero  uno  afín.  Un  nuevo

               modelo mejorado, digámoslo así.
                    Estoy en la pequeña recepción de Finders, esperándolo. Mi plan consiste
               en pegarle un tiro en cuanto salga del ascensor con el dinero del chantaje, y



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