Page 268 - La sangre manda
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Son las 5.43. El tiempo vuela, vuela.
¡Ese puñetero atasco! Si se adelanta, si llega antes de que esté
preparada…
Si sucede eso, improvisaré, me inventaré algo para hacerle esperar abajo
unos minutos. No sé qué, pero algo se me ocurrirá.
Holly enciende el ordenador de sobremesa de la recepción. Aunque tiene
su propio despacho, prefiere este ordenador, porque le gusta estar en primera
línea en lugar de enterrarse al fondo. También es el ordenador que utilizaron
Jerome y ella cuando se hartaron de oír a Pete quejarse de tener que subir a
pie a la cuarta planta. Lo que hicieron no era legal, sin duda, pero resolvió el
problema, y la información debería seguir en la memoria de ese ordenador.
Más le vale. En caso contrario, lo tiene crudo. Puede que lo tenga crudo de
todos modos si Ondowsky sube por la escalera. Si opta por eso, ella estará
segura en un noventa por ciento de que no va a pagarle, sino a matarla.
El ordenador es un moderno iMac Pro, muy rápido, pero hoy parece
costarle una eternidad arrancar. Mientras espera, Holly utiliza el teléfono para
enviarse a sí misma por correo electrónico el archivo de sonido con el
informe. Saca un lápiz USB del bolso —es el que contiene las fotos que Dan
Bell ha acumulado, más los espectrogramas de Brad Bell—, y cuando lo
conecta en la parte de atrás del ordenador, le parece oír el ascensor. Lo cual es
imposible, a menos que haya otra persona en el edificio.
Otra persona, por ejemplo Ondowsky.
Holly corre a la puerta de la oficina con el arma en la mano. Abre y asoma
la cabeza. No oye nada. El ascensor está parado. Aún en la cuarta planta. Han
sido imaginaciones suyas.
Deja la puerta abierta y regresa a toda prisa al escritorio para terminar lo
que estaba haciendo. Le quedan quince minutos. Deberían bastar, en el
supuesto de que pueda eliminar el parche que ingenió Jerome y restablecer el
fallo de software que obligaba a todo el mundo a subir por la escalera.
Enseguida me enteraré, piensa. Si el ascensor baja después de que salga
Ondowsky, todo irá bien. De maravilla. Si no…
Pero no sirve de nada pensar en esa posibilidad.
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