Page 273 - La sangre manda
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mucho  más.  La  culpa  es  suya.  Ha  intentado  mantener  a  distancia  a  sus

               amigos,  pero  ellos  han  ido  de  todos  modos.  Han  ido  porque  estaban
               preocupados por ella, y esa es la razón por la que la culpa es suya.
                    —¿Holly?  ¿Sigue  ahí?  —En  su  voz  se  trasluce  una  sonrisa.  Porque  la
               situación se decanta de su lado, y se regodea—. Esto cambia las cosas, ¿no le

               parece?
                    No puedo dejarme vencer por el pánico, piensa Holly. Puedo renunciar a
               mi vida, y eso haré si así salvo las de ellos, pero no puedo dejarme vencer por
               el pánico. Si sucumbo, todos moriremos.

                    —Ah, ¿sí? —dice ella—. Todavía tengo lo que usted quiere. Hágale daño
               a  la  chica,  hágale  algo  más  a  su  hermano,  y  le  arruinaré  la  vida.  No  me
               detendré ante nada.
                    —¿Tiene  también  un  arma  de  fuego?  —Holly  no  tiene  ocasión  de

               contestar—.  Por  supuesto  que  sí.  Yo  no,  pero  sí  he  traído  un  cuchillo  de
               cerámica.  Muy  afilado.  Recuerde  que  tendré  a  la  chica  cuando  suba  para
               nuestro tête-à-tête. No la mataré si la veo con un arma en la mano, eso sería
               malgastar una buena rehén, pero la desfiguraré delante de usted.

                    —No habrá ninguna arma.
                    —Creo  que  a  ese  respecto  confiaré  en  usted.  —Todavía  sonriente.
               Relajado y seguro—. Pero al final no creo que intercambiemos el dinero por
               el lápiz USB. En lugar del dinero, puede quedarse con mi amiguita. ¿Qué le

               parece?
                    Mentira, piensa Holly.
                    —Me parece un buen trato. Déjeme hablar con Barbara otra vez.
                    —No.

                    —Entonces no le daré el código.
                    Él incluso se ríe.
                    —Ella lo sabe, estaba a punto de introducirlo cuando su hermano se ha
               acercado.  Yo  estaba  observando  desde  detrás  del  contenedor.  Seguro  que

               consigo convencerla de que me lo dé. ¿Quiere que la convenza? ¿Así?
                    Barbara grita, y Holly se cubre la boca al oírla. Culpa suya, culpa suya,
               todo culpa suya.
                    —Pare. Deje de hacerle daño. Solo quiero saber si Jerome sigue vivo.

                    —Por el momento. Emite unos ruiditos extraños por la nariz. Puede que
               haya  daños  cerebrales.  Le  he  pagado  fuerte,  tenía  que  hacerlo.  Es  un  tipo
               grande.
                    Está  intentando  asustarme.  No  quiere  que  piense,  quiere  que  solo

               reaccione.




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