Page 348 - La sangre manda
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de que la rata hubiese desaparecido, pero allí seguía, sentada sobre las patas
traseras con la cola enroscada en torno a las ancas y las extrañas manos contra
el pecho.
—Si eres real, apártate de mi manuscrito —instó Drew—. Le he dedicado
mucho esfuerzo para que ahora vengas tú y dejes una cagada de rata en la
portada.
—Ciertamente te has esforzado mucho —concedió la rata (sin la menor
señal de que tuviera intención alguna de cambiar de sitio). Se rascó detrás de
una oreja, ahora al parecer llena de vida.
Lo que sea que le cayó encima solo debió de aturdirla, pensó Drew. Si es
que está ahí, claro. Si es que alguna vez ha estado ahí.
—Te has esforzado, y al principio con buenos resultados. Ibas bien
encarrilado, avanzabas rápido y con ímpetu. Luego la cosa empezó a torcerse,
¿no? Como las otras veces. No te desanimes; todos los aspirantes a novelista
de este mundo chocan contra el mismo muro. ¿Sabes cuántas novelas a medio
acabar están aparcadas en cajones de escritorio o archivadores? Millones.
—Al enfermar, se ha ido todo a la mierda.
—Haz memoria, no te engañes. Empezó antes.
Drew no quería hacer memoria.
—Has perdido la percepción selectiva —dijo la rata—. Es lo que te pasa
siempre. Al menos en las novelas. No te pasa de inmediato, pero, a medida
que el libro crece y comienza a respirar, es necesario tomar más decisiones y
tu percepción selectiva se erosiona.
La rata se puso a cuatro patas, trotó hasta el borde del escritorio de su
padre y volvió a sentarse, como un perro que pidiera un premio.
—Todos los escritores tienen hábitos distintos, formas distintas de entrar
en vena, y trabajan a distintas velocidades, pero, para producir una obra larga,
debe haber siempre períodos prolongados de concentración narrativa.
Eso lo he oído antes, pensó Drew. Casi palabra por palabra. ¿Dónde?
—Durante esos períodos de concentración, esos vuelos de la fantasía, el
escritor se enfrenta en todo momento por lo menos a siete elecciones de
palabras, expresiones y detalles. Los autores con talento toman las decisiones
acertadas casi sin reflexión consciente. Son baloncestistas profesionales de la
mente, que anotan desde todos los lugares de la cancha.
¿Dónde? ¿Quién?
—Ese incesante proceso de criba es la base de lo que llamamos escritura
creat…
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