Page 352 - La sangre manda
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Despertó en su cama, sin recordar cómo había llegado hasta allí…, ¿o había
pasado allí toda la noche? Era más que probable, teniendo en cuenta lo jodido
que estaba gracias a Roy DeWitt y su pañuelo empapado de mocos. Todo el
día anterior se le antojaba un sueño, y la conversación con la rata era solo la
parte más vívida.
El viento soplaba aún y la aguanieve caía aún, pero se encontraba mejor.
Eso era indudable. La fiebre empezaba a remitir o le había bajado por
completo. Todavía le dolían las articulaciones y la garganta, pero no tanto
como la noche anterior, cuando parte de él tenía la convicción de que moriría
allí. «Muerto de una pulmonía en la Carretera de Mierda», vaya una
necrológica habría sido esa.
Estaba en calzoncillos, y el resto de la ropa formaba una pila en el suelo.
Tampoco recordaba haberse desnudado. Se vistió y bajó. Se preparó cuatro
huevos revueltos y esta vez se los comió todos y acompañó cada bocado con
zumo de naranja. Era concentrado, lo único que tenían en Big 90, pero estaba
frío y delicioso.
Miró el escritorio de su padre, al otro lado del salón, y pensó en tratar de
ponerse a trabajar y quizá pasar del ordenador a la máquina de escribir portátil
para ahorrar batería. Pero, después de dejar los platos en el fregadero, subió
con esfuerzo por la escalera y se metió de nuevo en la cama, donde durmió
hasta media tarde.
El temporal seguía su curso cuando se levantó por segunda vez, pero le
dio igual. Volvía a sentirse casi como el de siempre. Le apetecía un sándwich
—había mortadela y queso—, y luego quería ponerse a trabajar. El sheriff
Averill se disponía a engañar a los pistoleros con su gran truco, y ahora que
Drew se sentía descansado y bien, estaba impaciente por escribirlo.
Había bajado la mitad de la escalera cuando advirtió que, junto a la
chimenea, la caja de juguetes estaba volcada y los juguetes se hallaban
desparramados por la alfombra. Drew pensó que debía de haberla golpeado
con el pie al retirarse, sonámbulo, a la cama la noche anterior. Se acercó y se
arrodilló con la intención de guardar los juguetes en la caja antes de ponerse a
trabajar. Tenía el frisbee en una mano y el viejo Stretch Armstrong en la otra
cuando se quedó paralizado. Al lado de la Barbie en topless de Stacey había
una rata de peluche.
Al cogerla, Drew sintió que le palpitaba la cabeza, así que tal vez, después
de todo, no se había recuperado por completo. Dio un apretón a la rata, y esta
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