Page 363 - La sangre manda
P. 363

—En ese caso, el editor, si llega a haberlo, verá su deseo insatisfecho. ¿Y

               seguro que te parece bien? ¿Lo dices sinceramente?
                    —Mucho más que bien. ¿Vas a enseñársela a Al?
                    —Sí. Le llevaré una copia mañana.
                    —¿Sabe que es un western?

                    —No. Ni siquiera sé si le gustan.
                    —Este  le  gustará.  —Guardó  silencio  un  momento.  Luego  le  cogió  la
               mano y dijo—: Me cabreé mucho contigo por no volver cuando se acercaba el
               temporal. Pero tú tenías la razón y yo metí la rata.

                    Drew retiró la mano, de nuevo se sentía afiebrado.
                    —¿Qué has dicho?
                    —Que yo metí la pata. Y tú tenías razón. ¿Qué te pasa, Drew?
                    —Nada —dijo él—. Nada en absoluto.

                    CLASESLCENNEG32


               —¿Y bien? —preguntó Drew al cabo de tres días—. ¿Cuál es el veredicto?
                    Se  hallaban  en  el  despacho  de  su  antiguo  jefe  de  departamento.  El
               manuscrito  estaba  en  el  escritorio  de  Al.  Drew  había  esperado  con
               nerviosismo la reacción de Lucy a Bitter River, pero ante Al su nerviosismo

               era aún mayor. Stamper era un lector ávido y omnívoro que había dedicado
               toda  su  vida  profesional  a  analizar  y  deconstruir  prosa.  De  todos  los
               profesores a los que conocía, era el único que se había atrevido a enseñar Bajo
               el volcán y La broma infinita en el mismo semestre.

                    —Me  parece  muy  buena.  —Por  esas  fechas  Al  no  solo  se  comportaba
               como  siempre;  tenía  el  aspecto  de  siempre.  Había  recuperado  el  color  y
               ganado unos kilos. Con la quimio, había perdido el pelo, pero la gorra de los

               Red Sox que llevaba le cubría la calva reciente—. El motor es la trama, pero
               la  relación  entre  el  sheriff  y  su  joven  cautivo  confiere  unas  resonancias
               extraordinarias a la narración. No es tan buena como Incidente en Ox-Bow o
               El hombre malo de Bodie, diría…
                    —Ya  lo  sé  —lo  interrumpió  Drew…,  que  pensaba  que  sí  lo  era—.  Yo

               nunca afirmaría una cosa así.
                    —Pero creo que está a la altura de Warlock de Oakley Hall, que se sitúa
               justo  por  detrás  de  esas  otras  dos.  Tenías  algo  que  contar,  Drew,  y  lo  has

               contado  muy  bien.  El  libro  no  aporrea  la  cabeza  del  lector  con  sus
               preocupaciones temáticas, y supongo que la mayoría de la gente lo leerá solo
               por los sólidos méritos narrativos, el deseo de saber qué pasa a continuación,
               pero esos elementos temáticos están presentes, vaya que sí.
                    —¿Crees que la gente lo leerá?



                                                      Página 363
   358   359   360   361   362   363   364   365   366   367   368