Page 134 - Extraña simiente
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XXI






                    20 de octubre

                    Al alba, ya no quedaba ni rastro de la nevada de la noche anterior. Había
               caído una nieve tímida que parecía estar probándose a sí misma. Al cesar, lo
               único que dejó sobre la tierra debió ser algo muy parecido a una helada fuerte
               y  persistente.  Formaba  una  capa  muy  blanca  y  muy  húmeda  que  cubría  el

               tejado de la granja; el calor que emanaba de la casa y el aire la transformaban,
               la fundían, la mataban.
                    Pero  ésta  no  era  sino  la  primera  prueba,  la  primera  batalla,  y  la  nieve

               siempre  fracasaba  en  el  primer  intento,  siempre  perdía  en  el  primer  asalto,
               siendo  tan  temprano.  Porque,  de  momento,  sus  aliados  eran  débiles  e
               imprevisibles.
                    Pero el cambio ya había empezado a efectuarse.
                    Sólo  las  criaturas  que  vivían  sobre  la  tierra,  dentro  de  ella,  se  habían

               percatado de que había comenzado tan temprano, y con gran ardor.



                                                          * * *



                    Rachel sonrió al ver su imagen reflejada en el espejo del cuarto de baño.
               Se encontraba guapísima esta mañana, ¿no era curioso?; no el hecho de estar
               guapa, sino de detenerse a pensar en ello. Sonrió todavía más abiertamente;

               así, ¡qué bien, qué atractiva! Paul debía verla. A lo mejor él volvería a la casa
               del  mismo  humor  que  ella.  ¡Ojalá  no  tardara!  No  debía  haber  motivo  de
               tardanza, como no lo había habido en estas dos semanas desde su frustrado
               intento de partida.
                    Esa  era  una  de  las  razones  de  su  buen  humor  de  hoy.  Las  últimas  dos

               semanas de paz. Fueron semanas tensas, desde luego, sobre todo los primeros
               días,  cuando  esperaba  que  ocurriera…  cualquier  cosa.  Esos  sí  fueron  días
               duros, terribles. Los peores que había pasado en su vida. Pasaban, uno tras

               otro,  sin  aportar  nada  más  que  la  horrible  sospecha  de  lo  que  pudiera



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