Page 122 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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aunque más de forma curiosa que por intentar comprender las transfor
maciones a través del tiempo continuo, ni siquiera como encadena
miento causal de los acontecimientos. La interpretación racionalista de
los mitos no pasó de ser una reflexión sobre éstos, sin atreverse a dar el
paso a la historia, a situar los acontecimientos racionalizados en un
tiempo y un espacio relaciónales.
Hay dos formas iniciales que influyen en los orígenes de la
historiografía: las genealogías de las familias aristocráticas jonias, y las
historias de fundación de ciudades,50 y ambas enlazan con el deseo de
proyectar al futuro un prestigio pasado o recuperado, todo ello unido
con el cemento de la religión.51 La autodefínición de la polis, la reali
dad colonial del siglo VII... contribuían también a la necesidad de una
creación típicamente griega: el héroe, que se sitúa justo en el límite de
lo temporal y lo intemporal, de la leyenda y de la historia, de lo divino
y lo humano, de lo ejemplar y la delincuencia. La expresión marítima
«exploración» conlleva la necesidad de acumular y transmitir informa
ción, 52 y el desarrollo de un espíritu crítico que preludia al homo
historicus, que es un investigador de la realidad. Desgraciadamente la
obra de los logógrafos jonios ha llegado muy fragmentada, pero en
Hecateo, por ejemplo, se anuncia ya un desprecio de la tradición y una
búsqueda de la verdad: «Este es el relato de Hecateo de Mileto; lo escri
bo así tal como me parece que es la verdad, pues las tradiciones de los
griegos son, a mi parecer, múltiples y ridiculas».53
Respondo ahora a una de las anteriores preguntas: el griego arcaico
no tenía conciencia histórica. Las leyendas tradicionales obvian su ubi
cación espacio-temporal dentro del todo y sus relaciones con éste. Y, al
contrario, hay cierto «rechazo histórico». Su tiempo pasado es un tiem
po sagrado y el tiempo presente que viven no es sino una repetición de
modelos basados en aquél, lo que me lleva a pensar que concebían el
50 W. Nestle, op. cit., 81.
51 En sentido general el libro antiguo pero clásico de Fustel de Coulanges, La Ciudad Antigua,
Barcelona 1984 (orig. 1864); A. Momigliano, «La Cittá Antica di Fustel de Coulanges»,
Quinto Contributo, 1970, 159-178, y M.I. Finley, «Then Ancient City. From Fustel de
Coulanges to Max Weber and Beyond», en Comparative Studies in Society and History,
19, 1977, 305-327.
52 A. Bernabé, op. cit. 332.
53 F. Jacoby, Fr. Hist. Gr. 1. Sobre Hecateo y los logógrafos puede verse: J. Caro Baroja, La
Aurora del pensamiento antropológico, Madrid 1983, 19-47; y A. Momigliano, Terzo
Contributo, Roma 1966, 323-333.