Page 123 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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M ito s g rieg o s e  H is to rio g ra fía  A n tig u a       135

     acontecer humano como una imagen de algo sucedido in illo tempore,
     un retomo cíclico al que estaba sometida la existencia,54 dentro de una
     concepción circular de un tiempo impuesto y ajeno a los hombres.
        Puesto que el hombre griego arcaico carecía del sentido del tiempo,
     de la relatividad y de la causación impersonal, no era historiador. Los
     griegos de  la época Arcaica -¡incluso otros posteriores después de
     Tucídides!- no tenían interés por conocer el origen verdadero de su
     pueblo, que atribuían a episodios míticos de sus dioses. Se contentaban
     con transmitir algunos acontecimientos asistemáticamente. Aparte de
     inventar mitos nunca se preocuparon de investigar su relación con la
     realidad, y mucho menos de formular una teoría que explicase la suce­
     sión de los acontecimientos mediante una interpretación de las causas
     fundamentales.55
        En otra perspectiva, el hacedor de historias fue perfilando su identi­
     dad: progresivamente se pasó de una tradición oral múltiple y anónima
     a la fijación de textos por parte  de algunos clanes o  familias como
     garantes y orgullo de la propia casta o respondiendo a intereses particu­
     lares, comerciales y de rivalidad política;56 después el rapsoda fue sus­
     tituido por un profesional, un actor. El propio tiempo y las corrientes
     racionalistas se ocuparían de ir desterrando un pasado sin medida, mí­
     tico, y darle un nuevo enfoque laico y político, y fundamentado cada
     vez más en la precisión cronológica, como hace Tucídides sólo una
     generación después de Heródoto. El silencio impuesto por la tradi­
     ción hacía sentirse incómodos a los primeros historiadores al narrar
     acontecimientos de un pasado lejano, y tendían por eso a escribir sobre
     hechos contemporáneos o del próximo pasado.57  Pese a todo prevale­
     ció subterráneamente la idealización de lo eterno inmutable (cíclico),
     frente a lo cambiante y contingente y a la idea de progreso y movimiento.


     54 M. Eliade, El mito del eterno retorno, Madrid 19824. En contra de los argumentos de este
        autor, y de este libro en particular, vid. A. Momigliano, «El tiempo en la Historiografía
        antigua», LHG, 74.
     55 En este mismo sentido, J.A.  Wilson, El nacimiento de Egipto,  México  1953,  16, y del
        mismo, Herodotus in Egypt, Leiden 1970.
     56 Un ejemplo típico de estas familias que se cuidaban de elaborar y conservar la tradición, o
        algunas tradiciones, en poemas épicos determinados es el clan de los homéridas de Quíos,
        estudiados en su aspecto político por R. Dion, Aspects politiques de la géographie antique,
        Paris 1977,9 ss.
     57 A. Momigliano, «La tradición y el historiador clásico», en LHG. 1984,47.
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