Page 128 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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     ya antes por los «historiadores» mesopotámicos, egipcios o israelitas.81
     También Heródoto hace uso de estas sincronías «evenemenciales», aun­
     que a veces sean poco perceptibles,82  que se basan, por ejemplo, en la
     fecha de fundación de ciudades. Los historiadores griegos preferían
     utilizar los datos sincrónicos no como explicaciones sino como mojo­
     nes de término para una explicación de las sucesiones, del discurrir del
     tiempo, en el que actúan fuerzas opuestas que se alternan y sustituyen
     con pulsación periódica. Gloria y ruina, prosperidad y miseria, felici­
     dad y desgracia (trasladándolo al plano personal) parecen sucederse
     causalmente en el tiempo histórico83  que es continuo, pero también es
     cambio, y de la antítesis de ambas propiedades surge la transitoriedad
     temporal de los acontecimientos. Sólo en este contexto de antítesis y
     provisionalidad entiendo la noción de ciclo atribuida tanto a Heródoto84
     como a otros historiadores griegos, y que Momigliano no acepta.
        Momigliano afirma, y hay que reconocerlo así, que Heródoto no
     habla de ciclos en el sentido preciso del término, pero que admite fuer­
     zas operantes contrapuestas que sólo llegan a ser visibles al fin de una
     larga cadena de acontecimientos, lo que en sentido historiográfico más
     reciente F. Braudel llamaría la perspectiva de la longue durée', y que
     además ese tiempo puede ser ajeno a los hombres dominados por la
     hybris, por el temor a las fuerzas que ostentan los dioses y su repercu­
     sión en la vida humana.85 En Heródoto hay fuerzas que escapan al con­
     trol humano. Esas fuerzas tienen un pragmatismo político (guerras o la
     sucesión de imperios),86 y los hechos son la respuesta a unos síntomas
     que en un sentido temporal lato e impreciso pueden parecer periódicos.

     81 A. Momigliano, «El tiempo», 85; T.S. Brown, «The Greek Sense of Time in History as
        suggested by their accounts of'Egypt», Historia,  11,1962,257-270.
     82 H. Strasburger, art. cit. y W. Marg (ed.), Herodot, Darmstadt, 1962, 677-725. En contra V.
        der  Boer,  Mnemosyne,  1967,  30-60;  F.  Mitchel,  «Herodotus  use  of Genealogical
        Chronology», The Phoenix.,  10,  1956, 48-49, y R. Lattimore, «The Composition of the
        History of Herodotus», Class. Phil. 53,1958, 9-21.
     83 H.R. Immerwarh, «Aspects ofHistorical Causation in Herodotus», TAPhA., 87,1956,241-
        280.
     84 K. Reinhardt, Vermächtnis der Antike, 1961,136 (citado por Momigliano, «El tiempo», 78)
        dice «Im Kreslauf realisiert sich die Koincidenz des Unsichtbaren mit dem Sichbaren». Cf.
        Hdt. I, 207, 2.
     85  L.  Hubber,  Religiöse  und  politische  Beweggründe  des  Handelns  in  der
        Geschichtsschreibung des Herodot, Tubinga 1965,  179-192, y más extensamente, C.G.
        Daniels, Religieus-historische Studie over Herodotus, Amberes 1946.
     86 Hdt. I, 95,  130, y I,  184. A. Momigliano, «Daniel y la teoría griega de la sucesión de los
        imperios», LHG, 1984, 257.
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