Page 142 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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      historiografía griega, como es el caso, pero, como muy bien dice Moses
      Finley, cada historiador se educa en una función basada en la sociedad
      y en la política de su propio mundo y en la tradición literaria y moral de
      que es heredero.156  Similar perspectiva de la ideología he procurado
      mostrar respecto a los historiadores antiguos, y espero no se nos exija
      demasiado ahora, sabidos los peligros inherentes a todo estudio que
     relaciona la historia y las ideas en la historia.
        Este ensayo de Momigliano, al menos en su primera mitad, tiene
      una intención refutativa: negar el carácter temporal de «eternidad» en
      la historiografía  antigua y  en especial  la noción de  ciclo  en  la
     historiografía griega. Esta postura definidamente dialéctica se compren­
      de más si tenemos en cuenta que el texto corresponde básicamente a
     una conferencia pronunciada en 1963 en una reunión bajo el lema «Time
     and Eternity», donde la mayoría de los ponentes eran teólogos.157  Otra
     de las muchas cosas que hay que admirar de Momigliano es precisa­
      mente su disposición de diálogo con la historia a través de las fuentes,
     de la historiografía antigua, y de los historiadores contemporáneos: en
      los Contributi pueden contarse por centenares las recensiones, notas
     críticas y premisas discusivas respecto a los más eminentes historiado­
     res,158 y lo hace sin temor y con autoridad.
      156 M.I. Finley, «La tradición histórica: los Contributi de Amaldo Momigliano», Uso y  abuso
        de la Historia,  115.  Sería ocioso citar aquí  las numerosísimas contribuciones de A.
        Momigliano a la historiografíay pensamientos judíos (él mismo era judío, descendiente de
        una acomodada familia turinesa, vid. E. PaÜagean, art. cit.  1004). Ya uno de sus primeros
        trabajos fue Prime  linee di storia della tradizione Maccabaica,  Torino  1931  (reimp.
        Amsterdam, Hakkert, 1968,187págs.),ydurante toda su vidanodejóde indagar acerca de
        la identidad que le corresponde (al judaismo) en lahistoria de la cultura occidental antigua
        y moderna. Es sintomático, por ejemplo, que en la nueva valoración de El legado de Gre­
        cia, M.I. Finley, editor, Barcelona 1983, el capítulo 11, «La cultura griega y los judíos»,
        333-354, fuera encargado aAmaldo Momigliano.
      157 Especialmente la contribución de T. Boman, Das Hebräische Danken im  Vergleich mit
        dem Griechischen, Gotinga 1959 (ver la recensión de Momigliano en RSI, 74,1962,603-
        607 y Terzo Contributo,  1966, 757-762).
      158 Por citar algunos significativos: Contributo, 1955: sobre Gibbon (195 ss), Grote (213 ss.),
        Creuzer (233  ss.), Niebuhr (249  ss.), Rostovzeff (335  ss.), Ranke (367  ss.); Secondo
        Contributo.,  1960: sobre Burchhardt (283  ss.), Maffei (418 ss.), Heuss (421  ss.); Terzo
        Contributo,  1966: Beloch (239 ss.), Chabod (303 ss.), Syme (729 ss. y 739 ss.), Eliade
        (753 ss.), Grimai (777 ss.), Toynbee (793 ss.), sobre los historiadores soviéticos (795 ss.);
        Quatrto Contributo,  1969: sobre Mazzarino (59 ss. y 581 ss.), Croce (95 ss.) A. Alfoldi
        (629  ss.), A.  H.  M.  Jones (645  ss.),  Ogilvie  (657  ss.), M.  A.  Levi  (659  ss.);  Quinto
        Contributo, 1975: Droysen (109ss.), Bemays (127 ss.), Fustel de Coulanges (159 ss.), De
        Sanctis (179 ss.  187 ss.), Kirk (908 ss.); Sesto Contributo,  1980: sobre Weber y Meyer
        (285 ss.), Wilamowitz (337ss.), Finley (685 ss.), Will (691  ss.), Vogt (831  ss.); Settimo
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