Page 46 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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temerosos e insumisos indígenas su propia experiencia de víctima: el
engañado asumirá así el papel de potencial verdugo.
Pausanias, en esta misma línea, recoge dos tradiciones antiguas so
bre el origen de Gorgo: la primera nos dice que sería una reina libia que
fue asesinada por el argivo Perseo quien, admirando su belleza, le cortó
la cabeza para mostrarla a los griegos; la segunda versión, transmitida
por el cartaginés Proeles, hijo de Eucrates, dice que entre los monstruos
del desierto libio había hombres y mujeres salvajes; y una de estas
mujeres, Gorgo, habría sido muerta por Perseo cerca del lago Tritón.136
Lucano también fija el origen de Gorgo en Libia,137 donde ésta rei
na, si bien afirma que es una fábula. El territorio está erizado de rocas
debido a la mirada de su soberana, cubierta de víboras y culebras. Na
rra también que, tras cortar la cabeza a Gorgo, fue obligado por Atenea
a no sobrevolar Europa para no esterilizar las tierras,138 sino a atravesar
el desierto libio, el cual, por ese motivo, recibió el veneno que se des
prendía de la cabeza cercenada de Gorgo: su sangre entró en ebullición
por el calor del Sol y así nacieron todos los ofidios de la Libia, famosos
por su poder mortífero.
Estos testimonios hacen de Perseo un personaje histórico, omitien
do referencias directas al mito en su valor simbólico o religioso. En
Ovidio139 los dioses no auxilian a Perseo. Es éste de motupropio quien
negocia con las Gorgonas, que habitan en el Atlas. De nuevo aquí apa
rece la obsesión por poseer el Ojo, símbolo de un poder que ostentan
las Grayas (Apolodoro), las Gorgonas (Ovidio), un poder y un conoci
miento que se transmiten por tumo, que no pueden tener simultánea
mente, y que Perseo roba cuando éstas dormían.140 Éste es el trofeo que
el héroe entrega a Atenea y ésta incorpora a sus atributos divinos.
Plutarco141 transmite la opinión de los órficos que interpretaban el
gorgoneion (la máscara de Gorgo) como una imagen de la Luna, consi
derando la leyenda como un mito lunar. Esto es retomado por Clemen
te de Alejandría 142 quien sostuvo que los órficos llamaron a la Luna
136 Paus. II, 21, 5-6.
137 Lucan., Phars. IX, 624 ss.
138 Entiendo ‘esterilizar’ en el sentido de «saquear los poblados costeros», según se deduce
posteriormente de la actuación de Perseo en el texto.
139 Ovid., Met. 771-774.
140 Ovid., Met. 775.
141 Plut. De face in orbe lunae XXIV, 6.
142 Noticia que recoge Hugues - Bemades, «Las Goigonas», 58.