Page 72 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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80 S. P erea Y ébenes
vemos actuar en el mito de Perseo, el único donde aparecen.33
Pero ¿qué es ese Ojo que con insistencia se cita en el texto? Pues
bien, considero que ése es uno de los problemas para desentrañar el
significado del texto, y no sólo de éste pues el motivo del Ojo se repite
casi invariablemente en toda la literatura de este mito, desde Hesíodo
hasta Higinio. Luego expondré algunas hipótesis. De cualquier modo
debía ser algo muy valioso intrínsecamente, algo que Perseo roba «en
su marcha solitaria» (lin. 7). Me parece muy interesante esta afirma
ción de solitaria porque ello define posiblemente el verdadero carácter
de la misión del héroe Perseo. Puesto que el mismo Paléfato pretende
condensamos en unas líneas la tradición, voy a recordarla con mayor
detalle, ya que puede servir de punto de referencia en posteriores co
mentarios:
Acrisios, rey de Algos, tenía de su mujer Euridike una sola hija,
Dánae. Va a consultar el oráculo, y éste le responde que nunca tendrá
un hijo varón, pero que de su hija nacerá un hijo que le matará a él. De
vuelta a casa hace llamar a su hija y a la nodriza, y las encierra en una
habitación que había mandado construir bajo tierra y forrada de bron
ce. Pero Zeus, enamorado de la joven cautiva, se vuelve lluvia de oro
que penetra por las rendijas de la cárcel hasta el seno de la doncella. De
eistá unión nace Perseo. Tenía éste tres o cuatro años cuando un día
Acrisios creyó oír una voz infantil bajo la tierra. Mandó que los saca
ran, y pregunta a Dánae de quién era el hijo. De Zeus, le responde. Él
no la cree y encolerizado manda que a ambos, madre e hijo, los encie
rren en un cofre, echándolo después al mar. Flotando llegó a la isla de
Sérifo donde Dyctis, hermano del rey Polidectes, lo prende por casuali
dad en sus redes de pesca, hallándolos aún con vida. Es frecuente este
tipo de narración etiológica respecto al nacimiento de los héroes pre
destinados a salvar a su pueblo, por ejemplo Saigon de Akkad o Moi
sés. Tras el rescate los aloja en su casa, y los presenta a sus parientes.
Pasa algún tiempo, y el rey Polidectes se prenda de Dánae; y para
satisfacer sus pasiones decide alejar de la isla al joven Perseo. Para
ello urde una trampa: anuncia su boda con Hipodamia, hija de Enomao,
y convoca a todos aquéllos que debían hacerle algún regalo de bodas,
33 Hes. Theog. 270 ss y 274 ss.; Escudo 224 ss.; Aesch. Prom. 279; Apolod. Bibi. II, 4,2. Tras
Paléfato la tradición anterior es retomada por Ovid., Met. IV 774; Apol. Rod. Arg. 1515,
Hygin.Astr. poet. II, 12.