Page 201 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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Inanna, la esposa de Dumuzi. De hecho, la diosa fue la responsable
de la muerte del dios, según se sabe por otros relatos.
Un día, la diosa Inanna, que se hallaba en el aposento divino
que tenía en la casa de sus padres, situada en Ur, rememorando a
Dumuzi, humedeció su rostro con amargas lágrimas. Sentía su pér
dida. De alguna manera quería que le sobreviniera en el Más Allá
todo lo mejor a quien fiie su esposo. Con palabras sollozantes decía:
— ¡En la estepa, mi Dumuzi, elevaré mi lamentación: mi lamen
tación por ti! ¡Mi lamentación por ti! ¡La haré oír hasta el infernal
Arali, el reino de Ereshkigal! ¡La haré oír en Badtibira, en Dushu-
ba, en la dehesa, en el aprisco de Dumuzi! ¡Dumuzi, el de palabras
agradables, el de ojos encantadores!
Sin poder contenerse continuaba sollozando.
— ¡El de las palabras agradables, el de los ojos encantadores! ¡Mi
joven esposo solícito, más dulce que los dátiles!
Inanna seguía lamentándose sin descanso:
— ¡Oh Dumuzi! ¡Dumuzi!
La santa Inanna quiso ir a reunirse con el cadáver de Qumuzi.
Inanna, la joven mujer, iba y venía de un lado a otro por la cáma
ra de su madre que la dio a luz, madre a la que tenía en mucho
respeto. A ella le imploraba, le suplicaba:
— Madre mía, Ningal excelsa, si tú lo permites, iré al aprisco,
me acercaré al aprisco. Mi padre brilló para mí majestuosamente,
mi padre, el dios luna Sin, resplandeció para mí de forma señorial.
La diosa abandonó la cámara de su madre, como una niña a quien
su madre hubiese enviado a un recado. Salió de la cámara. La señora _
estaba lúcida y completamente decidida. Lúcida y decidida estaba
Inanna, como cerveza que ha reposado durante largo tiempo.
Tal como lo había decidido Inanna emprendió, después de unos
cortos preparativos, el viaje al aprisco de Dumuzi. Luego de cami
nar durante varias jornadas, llegó finalmente a la casa de Belili, nom
bre con el que era conocida Geshtinanna, la hermana de Dumuzi.
— Heme aquí que he arribado a la casa de Belili, es aquí en don
de se halla el pastor, con la cabeza machacada. Aquí yace Dumuzi,
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