Page 269 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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tes Uegó a formar parte de una composición incluida en una plegaria para
      el  rey Abi-esuh,  que  vivió  a pnndpios  del  siglo  XVII  a.C,

      Los  destinos  están trazados por Enki, el  dios  de la  sabiduría. Las
   suertes  se  echan  según  la  voluntad  de  los  dioses. De  los  días  pasa­
   dos  sólo  permanece  aire  vacío. Siempre  que  se  oiga  cualquier  cosa
   de  uno  que  existió  antes, se  dice  que  éstos  duraron  más  que  aqué­
   llos  y  que  aquéllos  duraron  más  que  otros. Tu  morada  eterna  está
   por  encima  de  sus  casas,  está  lejos,  como  el  cielo.  ¿Quién  puede
   alcanzarlo  con  su  mano?  Al  igual  que  se  ignora  todo  de  las  pro­
   fundidades  de  la  tierra,  uno  no  sabe  nada  de  eso. Toda  la  vida  no
   es  sino  el  guiño  de  un  ojo. La  vida  de  la  Humanidad  seguramen­
   te no es para siempre, no es eterna. ¿Dónde está el rey antediluviano
   de Eridu, llamado Alulu, que reinó durante 3.600 años? ¿Dónde está
   Etana  que  subió  hasta  los  cielos?  ¿Dónde  está  Gilgamesh,  el  rey,
   que buscó la vida eterna como Ziusudra? ¿Dónde está Huwawa que
   se  sometió  cuando  el  rey  de  Uruk  lo  capturó?  ¿Dónde  está Enki­
   du, que sobrepasó  en fama a los más poderosos de  la tierra?  ¿Dón­
   de  está Bazi?  ¿Dónde  está  Zizi?  ¿Dónde  están  estos  dos  reyes  de  la
   ciudad  de  Mari?  ¿Dónde  están  los  grandes  reyes  de  antaño?  ¡No
   serán  engendrados  de  nuevo!  ¿Cuándo  una  vida  sin  fama  trascen­
   dió  a  la  muerte?  ¡Compañero!  ¡Te  enseñaré  verdaderamente  quién
   es  tu  dios!  Rechaza  triunfante  la  infelicidad,  olvida  la  desespera­
   ción.  ¡Que  un  día  de  felicidad  compense  36.000  años  de  desespe­
   ración!  ¡Que  la  diosa  de  la  cerveza, Ninkasi, te  dé  placer,  como  si
   fueras  su  propio  hijo!  ¡Ése  es  el  destino  de  la  Humanidad!




                       EL  POEM A  DE  E R R A

      La  larga composidón — en su oñgen unas  700 líneas— , conodda como
      Poema  de  Erra  y  que  se  recogió,  al  menos,  en  cuatro grandes  recen­
      siones, presenta  como  eje  central  la  devastación  de  Babilonia,  motivada
      por Erra  (un  nombre  del dios  Nergal), y su posterior renacimiento.  Sus
      dnco  tablillas,  reconstruidas  a partir de  numerosísimos fragmentos, cons-
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