Page 271 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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— Hasta que tú, oh Ishum, no lo saques de su lecho Erra yace
rá en su cámara. Está haciendo el amor con Mammi, su esposa,
diosa del Mundo Inferior, mientras que tú, Oh Engidudu, señor que
va y viene durante la noche, que siempre vigila en favor de hom
bres y mujeres, los ve resplandecer de placer como el día.
— En cuanto a los Sebitti, héroes sin igual, su naturaleza es dife
rente a la de los otros dioses. Extraordinario es su nacimiento, están
colmados de espanto. Quien los ve queda helado de terror, pues
su aliento es la muerte. Los humanos tienen tanto miedo de ellos
que no se atreven a acercárseles. Ishum es una puerta, pero está
con el cerrojo echado ante ellos.
— Cuando Anu, el rey de los dioses, había fecundado la tierra,
ella le engendró siete dioses, a los que llamó Sebitti. Se presenta
ron ante él y les fijó así su destino. Llamó al primero y le dio esta
orden:
— Adonde vayas derramando terror que no tengas nunca nin
gún rival.
Dijo al segundo:
— Quema como el fuego y arde como la llama.
Dijo al tercero:
— Toma el aspecto de un león y quien te vea que quede ano
nadado.
Al cuarto le dijo:
— Al blandir tus furiosas armas que la montaña se destruya.
Dijo al quinto:
— Sopla como el viento y escruta el orbe.
Al sexto le ordenó:
— Ve y no perdones a nadie, ni Arriba ni Abajo.
Al séptimo lo llenó con veneno de víbora:
— Destruye — le conminó— todo tipo de vida.
Después de que Anu hubo fijado los destinos de todos los Sebit
ti, se los dio a Erra diciéndole:
— Que ellos marchen a tu lado. Si te llega a ser insoportable el
tumulto de los humanos en los lugares habitados, si te sobreviene
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