Page 276 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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ma, que  posee  el  hacha  pura, que  conoce  todas  las  cosas  y  da  a lo
      que  hace  el  estallido  de  la  luz,  a  él,  a  quien  yo  había  sometido  a
      mi servicio? ¿Dónde encontrar a Gushkinbanda, modelador del dios
      y del hombre, y cuyas manos son puras? ¿Dónde encontrar a Nina-
      gal, portador  del  yunque  y  del  martillo  y  que, como  si  fuera,  cue­
      ro, tritura  el  duro  bronce  y  fabrica  los  utensilios?  ¿Dónde  encon­
      trar  las  preciosas  perlas, producto  del  vasto  mar,  ornamento  de  mi
      corona?  ¿Dónde  encontrar  a  los  siete  sabios  del Apsu, puros  peces
      puradu,  que  como  Ea, su  señor, se  distinguen  por  su  entendimien­
      to  sublime  y  que  pueden  ocuparse  de  la  limpieza  de  mi  cuerpo?
         Al  escucharle,  el  héroe  Erra  se  adelantó, tomó  la  palabra  y  res­
      pondió  así  al  príncipe  Marduk:
         — N o  te  preocupes,  Marduk.  Haré  que  regrese  el  puro  árbol
      mesu de su lugar, haré que retorne el puro ámbar elmeshu de su lugar.
      Todo  lo  que  tú  deseas  lo  tendrás. Te  procuraré  el  material  preciso
      para  hacer brillar  tu  estatua.
         Cuando  Marduk  hubo  oído  sus  palabras, le  dijo  al  héroe  Erra:
         — Si yo marcho  de mi sede, será deshecho  el equilibrio  del Cie­
      lo  y  de  la Tierra, las  aguas  subirán y  destruirán  el país, el  día  lumi­
      noso  se  cambiará  en  tinieblas, la  tempestad  se  alzará  y  ocultará  las
      estrellas  del  Cielo, el Viento  malvado  soplará y  oscurecerá las  mira­
      das  de  los  hombres,  los  demonios gallu  saldrán  del  Infierno  y  la
      muerte  se  apoderará  de  los  hombres, los  puñales  de  combate  serán
      impotentes  contra  ellos, los Anunnaki  subirán  y  aterrorizarán  a  los
      seres vivientes y hasta que yo  no  me  haya revestido  con mis  armas,
      ¿quién  los  rechazará?
         El  dios  Erra,  al  oír  esto, le  dijo  como  respuesta:
         — ¡Oh  príncipe  Marduk,  hasta  que  tú  hayas  vuelto  a  tu  mora­
      da,  hasta  que  Girra  haya  purificado  tus  vestiduras  y  hayas  vuelto  a
      tu  lugar,  durante  todo  ese  tiempo, yo  haré  tus  veces  y  mantendré
      sólidamente  el equilibrio  del  Cielo y de la Tierra!  Subiré a los  cie­
      los  y  daré  órdenes  a  los  Igigi,  descenderé  al Apsu  y  vigilaré  a  los
      Anunnaki,  expulsaré  a  los gallu  fogosos  al  País  sin  retorno,  contra
      ellos  desencadenaré  mis  armas  furiosas,  cortaré  las  alas  del Viento
      malvado  como  si  fueran  las  de  un  pájaro  y  en  la  mansión  en  la


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