Page 278 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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le  dio  respuesta.  Cuando  Ishum  le  solicitó  sus  órdenes,  a  éste  le
        dijo:
          — Abreme la marcha para que yo emprenda el camino de la gue­
        rra. El tiempo se ha acabado y la hora ya ha llegado. Ahora digo: «¡Voy
        a  anular el resplandor de Shamash y durante la noche ocultaré la faz
        de  Sin,  el  dios  luna!»  Daré  esta  orden  a Adad:  «¡Sujeta  tus  becerros,
        aleja las nubes, detén la nieve y la lluvia!» Para provecho  de Ea yo le
        avanzaré  esta  reflexión  personal  de  Marduk:  «¡Quien  ha  crecido  en
        tiempos  de  abundancia,  será  enterrado  en  tiempos  de  privaciones!
        ¡Quien  ha llegado  por el  sendero  de  las  aguas, volverá  por el  cami­
        no  del polvo!»  Diré  al  rey de los  dioses: «¡Permanece  en  el Esagila!»
        Las  palabras  que  tú  dijiste  se  ejecutarán,  se  cumplirán  plenamente
        tus  órdenes.  Pero,  si  los  «cabezas  negras»  te  invocan,  no  acojas  sus
        súplicas. Pondré fin al país y lo  destinaré a ser montículos  de  escom­
        bros, devastaré  las  ciudades  y  las  convertiré  en  desierto, destruiré  las
        montañas y  aniquilaré  sus bestias, convulsionaré  los  mares y  destrui­
        ré lo  que  producen, destrozaré  cañaverales  y bosques  y los  quemaré
        como  el  fuego,  aplastaré  a  los  hombres  y  no  dejaré  alma  que  viva,
        no  mantendré  ni  a  uno  solo  para  que  pueda  reproducirse, no  deja­
        ré  sobrevivir ni a las bestias  de  Shakkan ni  a los  otros  animales, haré
        que  el  enemigo  tome  el  mando  de  una  ciudad  después  de  otra, el
        hijo  no  preguntará por la salud de su padre, ni  el padre por la de su
        hijo, la madre tramará la desgracia de su hija en medio  de la risa. En
        la mansión de los  dioses, donde  ningún malvado  puede  entrar, yo lo
        haré  entrar,  en  la  mansión  de  los  príncipes  haré  habitar  al  bribón,
        haré  entrar a las bestias  en cualquier sitio. Al  que  quiera  entrar en la
        ciudad  en  que  aparezca, se  lo  impediré.  Haré  descender  abajo  a  las
       bestias  de  la  montaña y  por  donde  quiera  que  hayan  pasado  devas­
        tarán esos lugares. Haré merodear a las bestias de la estepa en las cer­
        canías  de las  ciudades. Haré  infaustos los presagios  y  asolaré  las  ciu­
       dades  santas.  En  la  morada  de  los  dioses  haré  entrar  al  demonio
        Saghulhaza y tansformaré en lugares ruinosos los palacios de los prín­
       cipes.  ¡Pondré  fin  al  tumulto  de  la  humanidad y la  privaré  de  cual­
        quier  alegría!  Lo  devastaré  todo  como  Girra, el  fuego,  en  país  ene­
       migo.  ¡Haré  entrar el  mal en  todos los  lugares!




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