Page 277 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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que tú vayas a entrar, oh príncipe Marduk, a derecha e izquierda
de la puerta, como toros protectores, haré tenderse a los dioses Anu
y Enlil.
El príncipe Marduk le escuchó .Y las palabras que Erra había pro
nunciado le agradaron.
Segunda tablilla
Marduk abandonó, pues, su sede, lugar inaccesible, y a conti
nuación se dirigió hacia la morada de los Anunnaki. Cuando entró
en la capilla — en su gigunu— se plantó ante ellos. El dios Sha-
mash, habiéndole visto, oscureció sus rayos. El dios luna Sin cubrió
su rostro en la noche. Debido a que Marduk se había dirigido hacia
otro lugar no vigiló más la tierra, los vientos se levantaron y trans
formaron en tinieblas el brillante día, las gentes en todo el país se
enfrentaron, las aguas subieron y destruyeron las tierras. Los Igigi,
por su parte, aterrorizados, huyeron a lo alto del Cielo, y los Anun
naki, llenos de miedo, se precipitaron a lo más profundo de los
Infiernos. El orbe entero quedó alterado.
Aquí se interrumpe el relato por rotura. Existen unas 70 líneas muy
mutiladas y por ello dificiles de conectar con el argumento general. En
las mismas se alude a la estatua y a la corona de Marduk, así como al
deseo de Erra de poner coto a los desórdenes creados en la naturaleza
ante la marcha de Marduk, quien ha abandonado su sede y su pre
sencia en la estatua. Erra, por su parte, había acudido al Apsu, a soli
citar la ayuda del dios Ea para restaurar la mencionada estatua. Asi
mismo, de modo engañoso, Erra le dice a tal dios que Marduk le había
dado la orden de devastarlo todo. En cualquier caso, Erra, al ver que no
se han cumplido sus planes, se dispone para la guerra.
El hijo eminente de Enlil, Erra, que había tomado una resolu
ción, entró en su templo Emeslam y ocupó su aposento. Se acon
sejó consigo mismo acerca de aquella operación, esto es, sobre sus
funestos planes destructivos. Pero su corazón estaba furioso y no
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