Page 284 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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temor a las gentes, Ishtar había cambiado su virilidad en feminis
dad, portadores de puñales, navajas de afeitar, podaderas y cuchillos
de sílex, los cuales para alegrar el ánimo de Ishtar se entregan a prác-í
ticas nefandas. Sobre ellos tú colocaste un gobernador malvado,'sin
piedad. Él los desesperó y transgredió sus ritos. Ishtar, encolerizar
da, se ha enojado contra Uruk. Ella ha suscitado un enemigo que
ha despejado el país como grano ante las aguas. En cuanto a los
habitantes de Dur-Kurigalzu, a causa del Eugal, el templo de Enlil;
que había sido destruido, no dieron tregua a su lamentación. El ene
migo que tú, oh Erra, habías promovido no quiere detenerse eri
su destrucción e Ishtaran, a su vez, te ha dirigido estas palabras::
«Has hecho un desierto de la ciudad de Der. Como cañas tú has
quebrado a las gentes que allí vivían y aniquilado su rumor, como
espuma de la superficie de las aguas. A mí mismo tú no me liás
liberado sino que me entregaste a los suteos. Por lo tanto, a causa
de Der, mi ciudad, no impartiré nunca más justos juicios, ni eirifë
tiré nunca más decisiones para el país, no daré nunca más órdenes
y no haré nunca más conocer mis voluntades, porque las gentes des
cuidaron la justicia para abrazar la violencia, abandonaron el bien
para entregarse al mal.»
— «Yo, por eso, oh Ishum — me dijiste— , haré levantarse a l os
Siete Vientos sobre este único país: quien no haya muerto en la gue^
rra, morirá a consecuencia de la epidemia, quien no haya muerto
por la epidemia, el enemigo lo apresará, quien no haya sido apresa^
do por el enemigo, el ladrón le robará, quien no haya sido robado
por el ladrón, el arma del rey lo alcanzará, quien no haya sido alean?
zado por el arma del rey, el príncipe lo abatirá, quien no haya sido
abatido por el príncipe, Adad lo anegará, quien no haya sido anegad
do por Adad, Shamash se lo llevará, quien haya salido afuera, el vien
to lo flagelará, quien haya vuelto a su hogar, el demonio rabisu lö
aterrará, quien se haya subido a una altura, morirá allí de sed, quien
haya descendido a una hondonada, morirá allí en medio de las aguas:»
¡Tú, Erra, has hecho que la altura y la hondonada sean igualmente
fatales! Quien está al frente de la ciudad hablaba así a su madre, a
causa de las desgracias causadas por ti: «¡Ojalá que el día en que m¿
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