Page 290 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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— Considerando que a nosotros no se nos ha concedido des
cender hasta ti y que tú no puedes subir hasta donde nos halla
mos, envíanos, por eso, a alguien para que coja tu parte del ban
quete.
Oída aquella petición, Ereshkigal, en consecuencia, envió a
Namtar, su visir.
Namtar, llegado al cielo, a lo más alto, fue introducido en la sala
donde los dioses estaban en torno a una mesa, conversando y ban
queteando. Ellos se levantaron y le dieron la bienvenida, pues se tra
taba del mensajero de su augusta hermana. Viéndole acercarse le
trataron con respeto y le entregaron la parte del banquete de la dio
sa, su señora. Pero él, la rechazó, lloró y sollozó, retomando — no
sin lanzar serias amenazas— el camino hacia el País sin retorno.
Su negativa había estado motivada por una falta de cortesía
cometida por uno de los dioses, de nombre Nergal.
En efecto, cuando Namtar fue introducido en la sala, todos los
dioses se habían levantado y le habían saludado con efusión, excep
to Nergal, quien, sin hacerle el menor caso, había permanecido
sentado y en silencio, sin concederle la más mínima mirada.
Namtar había considerado aquella acción no sólo como uns
falta de cortesía hacia su Señora, sino especialmente como un gra
ve insulto a la majestad de quien le había comisionado para acudii
al cielo. Por eso había despreciado la parte del banquete que se le
había ofrecido. S
Las graves amenazas vertidas por Namtar cuando salía del cielo
habían sido oídas también por Nergal. De inmediato, se sintió cul
pable, temiendo incluso por su vida. Por eso acudió apresurada
mente ante Ea, el mas sabio de los dioses, a pedirle consejo.
— Príncipe Ea, temo por mi vida. Sé que me he portado mal.
al no recibir al mensajero de nuestra hermana Ereshkigal. ¿Que
debo hacer?
Ea le respondió:
— No te preocupes.Todos llevamos abundante pelo. A fin de vol
verte irreconocible, rasúrate la cabeza.
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