Page 298 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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Nergal, no obstante su negativa, no pudo hacer frente a los
encantos de la Reina del Infierno cuando ésta entró por segunda
vez en la sala de baño, despojándose de sus ropajes transparentes y.
mostrando la morbidez de su cuerpo. El, evidenciando su deseo,
como la pasión que siente un hombre por una mujer, la abrazó. Y
arrebatados, ambos, por una mutua y ciega pasión, se fueron al
lecho. Un primer día, un segundo día Ereshkigal y Nergal dutv
mieron juntos. Un tercero, un cuarto día, igualmente. También un
quinto y un sexto día. Pero, al llegar el séptimo, Nergal supo sepa.-:
rarse de la Reina del Infierno antes de que se cumpliese la sépti
ma noche en aquel lugar, plazo de máxima permanencia provisio
nal, pues, cumplido el mismo, hubiese quedado retenido pàrâi
siempre en la mansión de Irkalla. Por ello le dijo a Ereshkigal:
— Déjame partir, mi Señora. No quedes trastornada por mi
ausencia. Voy a marchar, pero retornaré al Infierno.
Las palabras de Nergal no obtuvieron respuesta alguna. El ros
tro de Ereshkigal, sin embargo, se volvió sombrío, la amargura se
reflejó en sus facciones, sus labios se ennegrecieron. Nergal se fue
a continuación directamente a la puerta del Infierno y dirigió estas
palabras a Petu, el portero: £
— Portero, Ereshkigal, tu Señora, me ha dado una misión: «Yo
te envío — me ha dicho— al cielo de Anu, mi padre. Debo llevacr
le un mensaje. Y no regreses antes de habérselo dado.»
Nergal, gracias a aquella mentira, pudo salir del Infierno sin pro
blemas. Trepó, pues, por la larga escalera de los cielos y arribó ál -
empíreo. Cuando hubo llegado a la puerta de Anu, Enlil y Ea,7
éstos, habiéndole visto, se dijeron:
— Mira, ahí está el amado de Ishtar, que ha vuelto. Sin dudar
Ereshkigal lo volverá a buscar, enviando a Namtar. Y para que n o:
lo reconozca que Ea, su padre, lo rocíe con Agua de manantial, a
fin de que se torne calvo, bizco y patituerto y que, luego, se sien
te sin riesgo en la Asamblea plenaria de los dioses.
Ereshkigal, entretanto, se afanaba en arreglar su morada. Cuida
ba su hermoso cuerpo, bañándolo y perfumándolo. Rociaba su Casa
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