Page 301 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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tuerto. Y con tal aspecto habrá tomado su lugar en la Asamblea
plenaria de los dioses. Lo ha transformado en un ser feo para que
así no pudieras identificarlo.
Namtar volvió a trepar la larga escalera del cielo y cuando lle
gó a la puerta de Anu, Enlil y Ea, éstos, habiéndolo visto, le dije
ron:
— ¿Qué vienes a hacer aquí, otra vez, Namtar?
— Vuestra hija — les respondió— es quien me ha dado esta
orden: «¡Apodérate de ese dios y condúcemelo aquí!»
— ¡Bien, Namtar, entra en el patio de Anu! Busca a tu culpable
y llévatelo contigo.
Se dirigió hacia uno de los primeros dioses, pero no reconoció
en él a quien iba buscando. Se dirigió hacia un segundo, y hacia
un tercero, con el mismo resultado. Luego hacia un cuarto y un
quinto, con idéntico resultado. Entonces Nergal abrió la boca y le
dirigió estas palabras a Ea:
— No estaría de más que Namtar, ese enviado que nos ha lle
gado, bebiera de nuestra agua, tomara un baño y se frotase su cuer
po con ungüentos.
El aspecto de Nergal puso sobre aviso a Namtar, reconociendo
en aquel dios al dios que iba buscando. Namtar le invitó a que
partiera con él hacia el Infierno. Antes de bajar a la mansión de Irka-
11a, Ea le dio nuevas advertencias a Nergal:
— No te despojes de tus vestidos, Erra.
Después, en tono amenazante le llegó a decir:
— Incluso yo mismo te eliminaría si no cumples mis avisos. Te
voy a enseñar las reglas de la Gran Tierra. Al partir de aquí llévate
un trono y otros diferentes objetos que van a serte de suma utili
dad. Es preciso que los lleves.
Erra fijó en su corazón las palabras de Ea. A continuación engra
só su cuerda y descolgó su arco. Luego bajó la larga escalera del
cielo. Cuando llegó a la puerta de Ereshkigal, gritó:
— ¡Ábreme la puerta, portero!
Pero el portero colgó ante la puerta el trono de Nergal sin
dejar que se lo llevara. Lo mismo hicieron los restantes porteros.
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