Page 312 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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El corazón  de  Kumma latía  por el cansancio, como  un  hombre
     que  ha  derramado  sangre, que  vaga solo  por  el  pantano  y  a  quien
     el alguacil  ha dominado, o como  un joven verraco, hace poco  tiem­
     po  adulto,  que  ha  montado  a  su  compañera,  cuyo  ardor  le  surge
     por todas  partes, expulsa  porquería  por  boca  y  trasero.
        Sollozando  una  lamentación  él  exclamó:
        — ¡Desdichado!  ¡Ay  de  nú!
        Y, después, volando  hacia  la  calle  como  una  flecha, él  embuchó
     el  polvo  del  camino  y  del  mercado  con  su  boca,  mientras  seguía
     haciendo  sonar  su  pavoroso  grito:  «¡Desdichado!  ¡Ay  de  nú!  ¿Por
     qué  has  decretado  esto  para  nú?»  Gritando  así  alababa  conmove­
     doramente,  ante  los  súbditos  de  Ashur,  el  valor  de  Nergal  y  de
     Ereshkigal, que  habían  venido  en  ayuda  de  este  príncipe.
        Y    como  aquel  escriba  que  había  aceptado  previamente  sobor­
     nos,  cuando  ocupó  el  puesto  de  su  padre, debido  al  claro  entendi­
     miento  que  Ea,  dios  de  la  sabiduría,  le  había  concedido,  él  consi­
     deraba  en  su  corazón  las  palabras  de  alabanza,  hablando  de  este
     modo  para  sus  adentros:
        — «Para que los  pactos  con el mal  no se  acerquen  a nú, no pre­
     sionen  sobre  nú, llevaré  a cabo  los  actos  que  Nergal  ha  ordenado.»
        Él  salió  afuera  y  lo  repitió  al  palacio  diciendo:  «Esto  será  mi
     protección frente  al  mal.»


























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