Page 323 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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gado de modo incompleto a partir de cuatro fragmentos (de otras tantas
versiones), tres de ellos localizados en la biblioteca de Assurbanipal en
Nínive, y otro, el más extenso y antiguo, en los archivos de la dudad
egipcia de Tell el-Amarna. Todavía no se ha descifrado el significado del
mito, ignorándose si el hecho de no alcanzar la inmortalidad fue debi
do a las propias artimañas del dios Ea o al propio comportamiento de
Adapa. El relato hubo de tener unas 120 líneas de extensión.
El dios Ea hizo la amplia inteligencia perfecta para Adapa, a fin
de que comprendiera los asuntos de la tierra. Le dio sabiduría, pero
no le dio la vida eterna.
En aquellos días, en aquellos años él era un sabio, hijo de la
ciudad de Eridu. Ea lo creó como un espíritu protector entre
los humanos. Un sabio: nadie rechazaba su palabra. Era listo: el
más sabio de los Anunnaki era él. Sagrado, puro de manos, sacer
dote pashishu que siempre atendía los ritos. Hacía el pan con los
panaderos. Sí. Hacía el pan con los panaderos de Eridu. Hacía la
comida y preparaba el agua de Eridu cada día. Disponía la mesa
de ofrendas con sus puras manos; sin él ninguna mesa de ofren
das podía ser recogida. Pilotaba la barca y proveía la pesca para
Eridu.
En aquellos días, Adapa, el hijo de Eridu, cuando hubo sacado
al héroe Ea fuera de su lecho, atendió diariamente el «rayo de Eri
du», un objeto ritual mágico, favorecedor de la pesca. En el sagra
do muelle Kar-usakar embarcó en un velero. Al no tener timón su
barca iba a la deriva, sin el mástil del timón logró, sin embargo,
sacar su velero al ancho mar.
Aquí existe una laguna textual de longitud indeterminada. El texto
que sigue, también incompleto, es el procedente de los archivos de Tell
el-Amarna, del siglo XV a. C.
Pero el Viento del Sur se puso a soplar y le sumergió, hacien
do que se hundiera en el dominio de los peces.
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