Page 329 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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— Di  órdenes  y  fui  al  país  del  Elam. Todos  los  dioses  fueron
   allá. Yo  mismo  di  las  órdenes. Yo  mismo  repartí  las  ofrendas  de  los
   templos.  Hice  subir  a  los  cielos  a  Shakkan, el  dios  del  ganado, y  a
   Nisaba, la diosa de los cereales. Por su parte, Siris, el dios  de la  cer­
   veza, puso  enfermo  el  corazón  del  país.  Los  cadáveres  de  las  gen­
   tes  bloqueaban  las  puertas.  El  hermano  devoraba  al  hermano.  El
   amigo  con sus  armas  derribaba al amigo. Los  ricos ponían la mano
   sobre  los  pobres. Las  trabas  paralizaban  el  país.  Unos  reyes  incapa­
   ces  arruinaban  al  país.  Los  leones  prohibían  todo  viaje. Los  perros
   estaban rabiosos y mordían a las  gentes. Los  que  eran mordidos no
   se  curaban, sino  que  morían.
      — Los  días  y  los  años  se  multiplicaron.  Mi  espíritu  se  volvió  a
   mi  ciudad de Babilonia y al templo  Esagil.Yo  mismo llamé a  todas
   las  diosas. Ordené: «¡Traedme vuestros  tributos, oh país, a la misma
   Babilonia!»

      Hechas  aquellas  alusiones, Marduk  cambió  el  contenido  de  su
   discurso  y  a los  precitados  dioses  les  comunicó  proféticamente:
      — Un rey se levantará en Babilonia, renovará los  templos, además
   de  mi Esagil. Dibujará en mi templo Esagil los planos del cielo y de
   la  tierra. Doblará  las  riadas  y  fijará  los  privilegios  de  mi  ciudad  de
   Babilonia. Tomara mi  mano  y me  hará  entrar por toda la Eternidad
   en  mi  querida  ciudad  de  Babilonia,  en  el  templo  Esagil. Renovará
  í.  la barca procesional mathusa para realizar adecuadamente los ritos del
  ¿  Año  Nuevo, cubrirá de  metal  sus  remos y  decorará  de  oro  sus flan-
   eos. Los marinos  embarcarán  allí para  dirigirla y se volverán, reman-
  _  do, a derecha  e izquierda. El rey brillará  como la  estrella  del  templo
   Esagil. Asimismo, renovará la otra barca procesional madahhedu, cubri­
   rá  de  metal  sus  remos  y  decorará  de  oro  sus  flancos.  Los  marinos
   embarcarán  allí  para  dirigirla.  Nabu, mi  hijo, mirará  a  este  príncipe
   con  favor y los  días  de  su  reinado  serán  largos.
      — Hará  brillar  el  Egishnugal,  el  templo  del  dios  luna  Sin,  que
   existe  en  Ur,  como  una  piedra  preciosa.  El  templo  de  Ningal,  la
   esposa  de  Sin, también  el  otro  templo  de  Sin, así  como  sus  rique­
   zas, sus bienes, sus  posesiones  se  acrecentarán  gracias  a  él. Además,


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