Page 331 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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sión de 53 lineas, relata en lengua acadia y de modo muy sintético un
mito centrado en el dios del fuego Girra y una desconocida divinidad,
Elamatum, que ha sido identificada bien con una estrella separada de
su constelación bien con una Ishtar del Elam. La tablilla, con eviden
tes reflejos históricos, constituía la séptima de un conjunto, hoy perdido,
redactado por el escriba babilonio Ilshu-iqisha. Gran parte de su comien
zo y de su final han llegado en muy mal estado de conservación. A fin
de una mayor comprensión las lagunas textuales han sido reinterpreta-
das aquí de modo totalmente libre.
El dios Ea reinaba en su morada. Cielo y tierra tenían sus reglas.
Los deseos de Ea, el dios de la sabiduría, era que todos los dioses
fueran buenos. Sin embargo, la diosa Elamatum, la «Mujer del
Elam», propagó una hambruna en la tierra hasta el extremo de enfa
dar al príncipe Ea.
Los demás dioses, los Igigi, le dijeron:
— Haz que los hombres rieguen, que hagan feraz la tierra y que la
diosa se convierta en propicia Vaca. En verdad, príncipe Ea, tú ordenas
te que la descendencia de ella fuera numerosa. Pero ¿qué ha ocurrido?
Dicho lo cual, cesaron de hablar.
Algún tiempo después de aquello, el dios Enlil entró en su mora
da y tomó residencia en su santuario. Los Igigi entraron después y
besaron sus pies. ¡Sí! Enlil entró y se acomodó en su santuario y
los Igigi, después de entrar, le besaron los pies. También Girra, el
feroz guerrero, entró con ellos y besó los pies de su padre.
El heroico rey de los dioses, Enlil, al verle, le fijó su destino por
encima de sus hermanos, los otros dioses;
— ¡Ve! ¡Sé la luz de la humanidad! Por tu propio poder te hicis
te visible. Que «Girra», sea tu nombre.
Luego, tras mirar al resto de los dioses, le dijo:
— Hasta que tú no comas, que tus hermanos, los dioses, no
coman. Hasta que tú no bebas, que tus hermanos no beban. Has
ta que tú les muestres la luz, que las vigilias de tus hermanos, los
dioses, estén sin iluminar.
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