Page 42 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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Los  dioses Anunna  se  alegraron, Enlil  pudo  decretar  el  destino
    y  Ninhursag sentó  a Enki junto  a  su  regazo,  tras  haberse  reconci­
    liado  ambos  esposos.
       N o  obstante,  los  años  no  habían  pasado  en  balde.  Enki  no  se
    había  curado  de  su  enfermedad  que,  incluso,  se  había  agravado  al
    propagarse por distintas  partes  de  su  cuerpo. Ninhursag, solícita, se
    interesaba por  cada  uno  de  los  males  que  le  aquejaban.
       — ¿Qué  es  lo  que  te  duele?
       — Mi  cabeza  me  duele.
       — N o  te  preocupes. Voy  a  crear para  ti  al  dios Abau  — respon­
    dió  Ninhursag— . ¿Te  duele  algo  más?
       — Sí, mis  cabellos.
       — Bien. Voy  a  crear  para  ti  a  la  diosa  Ninsikila.
       Y    Ninhursag, en un alarde de amor, hizo que, mágicamente, para
    cada uno de los restantes achaques que aquejaban el cuerpo de Enki
    — la  nariz, la  boca, la  garganta,  el  brazo, las  costillas,  las  entrañas—
    naciera  una  divinidad  a  fin  de  aliviarle.  Finalmente,  a  todas  ellas,
    en  número  de  ocho,  coincidente  con  el  número  de  plantas  que
    había  comido  Enki, les  decretó  su  destino, diciendo:
       — Que Abau sea el rey de las plantas. Que Ninsikila sea la seño­
    ra  del  lejano  país  de  Magan.  Que  Ninkiriutu  se  case  con  Ninazu.
    Que  Ninkasi  sea  aquella  que  sacie  los  deseos.  Que  Nazi  se  case
    con  el  guerrero  Nindara.  Que Azimua  se  case  con  el  dios  de  la
    vegetación, Ningishzida.  Que  Ninti, la  dama  que  hace  vivir, sea  la
    reina  de  los  meses. Que  Enshaag,  el  señor  del  país, sea  el  señor  de
    Dilmun.
       Tras  aquellas  palabras, Enki  volvió  a  su  estado  primigenio.
       Dilmun  pudo  gozar de  paz y felicidad.





                          ENKI Y NINMAH


       Gradas  a  diferentes  tablillas  sumerias,  algunas  con  lagunas  textuales,  y
       a  una  muy fragmentada  versión  acadia,  se  ha podido  reconstruir  un


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