Page 65 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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de los dioses se están preparando para ti. Tus pájaros ittidu, esto es,
tus francolines, dispondrán de un vistoso plumaje de cornalina, tus
pájaros serán crías de pájaros haia, es decir, de soberbios pavos rea
les, cuyos chillidos resonarán en los palacios de los reyes. Tu plata
será oro y tu cobre será bronce. ¡Oh región, que cuanto poseas, se
incremente! ¡Que tus habitantes se multipliquen y que cada uno
de tus hombres sea un toro para los otros!»
— Desde Meluhha, el dios Enki, el rey del Abzu, se dirigió a
Magan. También le decretó sus destinos. Rápidamente, de allí pasó
al país de Dilmun, el cual, tras ser purificado por el dios, fue entre
gado a Ninsikila, una de las diosas del círculo de Enki. Al templo
más importante le concedió diversas lagunas para que pudiese abas
tecerse de peces. Asimismo, asignó hermosos palmerales a su tierra
cultivable para que fuese abundante en dátiles.
— Dictados estos decretos, decidió los relativos al Elam y a Marha-
shi, países belicosos, enemigos de Sumer, devoradores de cualquier
cosa. Para ellos decretó que el rey, al que Enlil había entregado el
poder, destruyera sus casas, destruyera sus murallas y que aportase a
Enlil, el rey del universo, a Nippur, su plata, su lapislázuli y la tota
lidad de sus tesoros. Con relación a aquellos que no tienen ni ciu
dades ni casas, los martu, él les concedió compartir rebaños.
— Cuando el venerable Enki hubo alejado su atención de todos
aquellos lugares y la fijó sobre el río Eufrates, plantó sus pies y como
un toro impaciente puso en erección su pene, eyaculando a conti
nuación. Así llenó de agua corriente el río. Luego, el Tigris se some
tió al dios, como se somete alguien a un toro impaciente. Enki,
con su pene erecto, produjo el regalo nupcial. Cual un uro gigan
te en trance de atacar, hizo gozar al Tigris. Y el agua que produjo
así fue agua corriente, suave y enervante. El grano que produjo. Enki
por doquier fue grano abigarrado, además de excelente alimento
para los hombres.
— De esta suerte, el dios colmó de riquezas el Ekur, la residencia
de Enlil, y gracias a él, Enlil se alegró y Nippur estuvo en regocijo.
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