Page 68 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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tilíneos  y,  de  acuerdo  con  la  voluntad  de  la Asamblea,  dibujó  una
     casa para la cual hizo  ejecutar las lustraciones preliminares.Tras ello,
     el  gran  príncipe  excavó  los  cimientos  y  dispuso,  por  encima,  los
     ladrillos.
        — Y  fue  al  dios  de  las  hiladas  firmes  de  los  edificios  que  nunca
     se  desploman  y  cuyos  andamiajes,  como  un  arco  iris,  tocan  el  fir­
     mamento, a Mushdamma, el  gran albañil de Enlil, a quien le  enco­
     mendó  aquel  arte.


        —Poco  después  Enki  puso  sobre  la  llanura  inmensa  una  noble
     corona. Aplicó  sobre  la  estepa  una  capa  de  lapislázuli  sobre  la  que
     colocó  una  diadema  de  tal  piedra  semipreciosa. También  dotó  a  la
     tierra  fértil  con  abundante  vegetación  lozana,  acrecentó  los  reba­
     ños y los  instaló  a su  gusto, multiplicando  entre  los pastos  carneros
     y  ovejas, a  los  que  hizo  que  procrearan.
        —Y   fue  al  héroe,  a  la  corona  de  la  estepa,  al  rey  de  la  llanura,
     al gran león del páramo, el puño sublime y poderoso de Enlil, a Sha-
     kan,  el  rey  de  la  montaña,  a  quien  le  encargó  de  la  vida  pastoril.


        —Enseguida  construyó  los  establos  y reguló  su  mantenimiento.
     Levantó  los  apriscos  que  enriqueció  con  la  mejor  leche  cremosa.
     Así llevo alegría al comedor de los dioses. Además, por la estepa ver­
     deante  expandió  el  bienestar.
        Y    fue  al  rey,  al  proveedor  fiel  del  Eanna,  la  casa  del  cielo,  de
     Uruk,  al  amigo  de An,  al  yerno  bien  amado  del  valeroso  Sin,  el
     amante de la santa Inanna — señora y reina de todas las grandes nor­
     mas, la  que  prodiga  el  amor  en  las  calles  de  Kullab, un  distrito  de
     Uruk— ,  a  Dumuzi  Ushumgalanna,  amigo  de An,  a  quien  puso  al
     frente  del  pastoreo.


        — De  aquella  manera  llenó  de  bienes  el  Ekur, la  residencia  de
     Enlil, y, gracias  a  Enki, Enlil  se  alegró  y  Nippur  estuvo  en  fiestas.
        — Después,  determinó  el  catastro  y  señaló  el  suelo  con  mojo­
     nes. Enki  dispuso para los Anunna lugares de  habitación  en las  ciu­
     dades  y  terrenos  para  ellos  en  el  abierto  campo.
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