Page 71 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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— «Inanna, tú  que  eres la  que  proclama el  amor, tú  que llevas  el
      vestido “vigor de los  hombres” , tú  que  determinas  las  palabras  que
      es  preciso  pronunciar, tú  que  posees  cetro, bastón y  cayado  de  pas­
      tor,  los  símbolos  de  la  realeza,  ¿qué  es  lo  que  se  te  ha  denegado,
     joven Inanna? Recuerda — prosiguió Enki—  que tú eres la que pre­
      para  y anuncia las  batallas y las  guerras. En pleno  combate, tú, que
      no eres pájaro arabu, esto es, de mal agüero, sabes pronunciar las pala­
      bras  fatídicas. Eres  tú  quien  retuerce  lo  que  está  derecho  y  ende­
      reza  lo  que  está  torcido. Tú  amontonas  como  polvo  las  cabezas
      degolladas,  tú  las  desparramas  como  simiente. Además  barres  de
      encima  de  la  tierra  aquello  que  no  debería  ser barrido, Inanna. Tú
      quitas  del  tamboril de las lamentaciones la piel  que  lo  recubre  y la
      guardas  en  su  estuche,  oh joven  Inanna,  al  igual  que  a  los  alegres
      instrumentos  tigi  y  adab,  esto  es,  tambores  y  liras. Además,  no  te
      cansas  nunca  de  la  mirada  de  tus  admiradores.»
         — Dichas  aquellas  palabras,  Enki  finalizó  su  respuesta  de  esta
      manera:
         — «Joven  Inanna, ¿no  sabes “ atar las  cuerdas  para los pozos pro­
      fundos”?  He  aquí  que  el  corazón  de  Enlil  ha  desbordado,  el  país
      ha  sido  puesto  en  orden. La  inundación  de  Enlil  ha venido, el  país
      está  restaurado.  No  es  momento  de  que  ejerzas  tus  prerrogativas
      belicosas  que  se  te  habían  concedido  y  que  yo  te  he  mantenido.
      Que  sepas  que  Enlil  ha  decidido  una  era  de  paz.»




                     EL VIAJE  DE  NANNA A  NIPPUR

         El  mito  sumerio  del  Viaje  de  Nanna  a  Nippur,  conocido por  los
        fragmentos  de  una  treintena  de  copias,  todas paleobabilónicas, se  inscri­
         be  dentro  del  contexto  de  la  indiscutible  importancia  que  Enlil,  dios
         titular  de  Nippur,  tuvo  sobre  todo  Sumer.


        El  héroe  Nanna-Suen,  esto  es,  el  dios  luna,  decidió  volver  a  la
      ciudad  de  su  madre. A  la  ciudad  de  su  madre, Suen-Ashimbabbar,
      el  de  brillante  salida,  decidió  volver.  ¡Sí!  Nanna-Suen  a  la  ciudad


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