Page 77 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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cabras montesas con los que llenar sus espesos bosques; asimismo,
abundancia de mashgur en sus campos, vides en sus vergeles. Tras
aquellas peticiones, le hizo otra muchísimo más importante.
— ¡Padre, concédeme larga vida en el palacio real, antes de que
retorne a Ur!
Y Enlil concedió a su hijo todo lo que había pedido antes de
que se marchara a su ciudad. Como gratitud por todo aquello Nan
na-Suen glorificó durante larguísimo tiempo a su padre Enlil.
EL MATRIMONIO DE MARTU
Una tablilla, localizada en Nippur, redactada en la primera mitad
del segundo milenio a.C., y de unas 140 líneas de extensión, copia
ba un antiguo mito sumerio alusivo a la situación de los martu, de
origen semita, y a su incorporación a la civilización de los pueblos
sedentarios, simbolizado en el matrimonio entre el nómada dios Mar
tu y la sedentaria diosa Adnigkidu. Aunque el texto ha llegado de
modo fragmentario, gran parte de su desarrollo permite seguir su argu
mento.
La ciudad de Ninab existía, pero no Girtab. La diadema seño
rial existía, pero no la corona real. La noble vegetación existía, pero
no los nobles cedros. La digna sal existía, pero no la digna hierba
con potasa. Sin embargo, como montes y prominencias sí existían,
así como partos de animales en pleno campo, fuiste tú, Ninab, quien
fue la progenitora de los cedros, la progenitora de los cedros bri
llantes; tú, el ancestro de los árboles mes, tú el padre y la madre de
los cedros blancos, la propia cepa de los cipreses.
Existía, en aquel tiempo, en medio de todas las ciudades, un
país magnífico, principesco. Y en medio de todas aquellas ciuda
des, ese país magnífico era Ninab. Su príncipe eraTigiubaala, siem
pre acompañado de su esposa y de su hijo que también estaba
con ellos.
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