Page 103 - El nuevo zar
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escribió Arthur George, un abogado estadounidense que trabajaba
estrechamente con él en ese entonces—. Putin escogía sus batallas con
cuidado y evitaba la controversia: nunca quedaba expuesto. Era difícil
descifrar qué pensaba realmente.»[37]
Putin se convirtió en un embaucador que negociaba inversiones y mediaba
en disputas comerciales a través de conexiones personales, contactos y
amenazas. Siguió viajando, con Sobchak o solo, para atraer compañías al
nebuloso mundo del capitalismo poscomunista. Se convirtió en el «principal
posibilitador» para la economía de la ciudad al aprobar cientos de
autorizaciones y garantizar que el Estado participara de la riqueza. Se
convirtió en el árbitro de las disputas comerciales en la ciudad, trabajando
detrás de escena para dirimir conflictos que, con frecuencia, se volvían
violentos. Y, sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Putin y los sueños de
Sobchak, San Petersburgo comenzaba a quedar rezagada respecto de Moscú
en la mayoría de los indicadores económicos, incluidos los de producción,
inversión extranjera y desempleo.[38] La ciudad se hizo tristemente célebre
por su delincuencia: por los asesinatos por encargo producto de rivalidades
entre pandillas e intereses en pugna, a menudo por motivaciones políticas, y
por los hurtos a extranjeros, tan desenfrenados que el turismo menguó luego
del influjo inicial inspirado por el derrumbe de la Unión Soviética.
El cruce entre los negocios y el crimen organizado en San Petersburgo,
como en el resto de Rusia, acercó a Putin a los más infames gánsteres de la
ciudad. Golden Gates, una compañía que él registró en 1992 para Guenadi
Timchenko con el objeto de construir una plataforma petrolífera, se enzarzó
en un altercado peligroso con una pandilla, el cual se intensificó hasta tal
punto que Putin envió a sus hijas, Masha y Katia, a Alemania por su
seguridad hasta que todo pasara.[39] A raíz de las vinculaciones de Putin con
el comité para asuntos económicos exteriores y, según dijeron algunos, las
que mantenía a nivel personal, también se vio envuelto en acusaciones de
delito. Una compañía que registró con Vladímir Smirnov en 1992, la St.
Petersburg Real Estate Holding Company, sería investigada por lavado de
dinero; uno de los miembros de su directorio, Mijaíl Manevich, sería luego
asesinado por un francotirador a plena luz del día en la avenida Nevski. La
compañía, conocida como SPAG por su abreviatura en alemán, atrajo la
atención de los investigadores en Alemania y Liechtenstein, que sospechaban
que blanqueaba dinero, incluidas utilidades vinculadas con el cartel de Cali en