Page 98 - El nuevo zar
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hambre,  pero,  al  parecer,  la  mayor  parte  desapareció  misteriosamente.
               Además, el precio de los contratos se fijó según la tasa oficial de cambio, lo
               cual subvaluó los artículos que se exportaban. Lo peor de todo fue que no se
               importó casi nada a cambio. El único contrato exitoso sobre el que se informó

               finalizó con la entrega de dos camiones cisternas llenos de aceite para cocinar,
               de lo cual Putin informó diligentemente a Moscú. La operación fue un fracaso

               catastrófico, en el mejor de los casos. En el peor, una estafa.

                    El  concejo  de  la  ciudad,  en  guerra  perpetua  con  Sobchak,  inició  una
               investigación, dirigida por Marina Salié, una geóloga de cabello entrecano y
               una  de  las  demócratas  más  locuaces  del  concejo.  Ella  y  otro  colega,  Yuri

               Gladkov, se centraron en doce contratos que, como pudieron establecer con
               certeza, habían sido firmados o por Putin o por Ánikin, aunque sospechaban
               que había otros ocultos. No hubo licitación pública para esos contratos, que

               tenían un valor total de 92 millones de dólares, aunque tampoco había leyes
               claras que exigiesen licitaciones públicas. Desde enero hasta mayo, Salié y

               Gladkov reunieron pruebas, tomaron declaraciones y articularon un informe
               extenso que presentaron a todo el concejo. Putin cooperó con la investigación,
               pero  a  regañadientes:  al  principio  se  negó  a  proporcionar  algunas
               autorizaciones  y  contratos,  arguyendo  que  debía  proteger  secretos

               comerciales.  Más  probablemente,  como  sospechaban  Salié  y  Gladkov,  los
               documentos  sacarían  a  la  luz  los  nombres  de  aquellos  quienes  ya  estaban

               haciendo dinero a costa del sufrimiento de la ciudad.

                    Putin nunca explicó cómo se seleccionaron los contratistas o quiénes eran,
               pero  se  defendió  con  energía,  presentándose  ante  el  concejo  cuando  lo

               convocaban  y  dando  ruedas  de  prensa  para  refutar  las  acusaciones.[23] Se
               crispaba ante la sola idea de una supervisión legislativa, pues consideraba la
               indagatoria  nada  más  que  un  ataque  de  motivaciones  políticas  contra  la
               autoridad  del  alcalde.  El  30  de  marzo,  apenas  seis  meses  después  de  la

               frustración del golpe de Estado de agosto, el concejo votó la destitución de
               Sobchak  aduciendo  que  su  Gobierno  rebosaba  de  corrupción:  las  pruebas

               incluían  el  escándalo  relativo  a  los  alimentos.  El  concejo  también  había
               compilado una lista con cien propiedades que Sobchak ya había trasladado a
               compañías locales y extranjeras. El intento fracasó porque el concejo no tenía
               un poder legal claro para apartarlo del cargo, y Sobchak simplemente hizo

               caso omiso del voto del concejo.[24]

                    Putin salió repetidamente en defensa de su mentor —y en la suya propia
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