Page 99 - El nuevo zar
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—. Desestimaba a los críticos como «estos inocentes recién llegados», y
aseveró que el equipo de Sobchak estaba compuesto por personas «que sabían
qué botón pulsar para que las cosas se hicieran».[25] Aun así, tuvo que
reconocer que casi ningún contratista había cumplido en la entrega de los
alimentos. Se lamentaba de que se tratara de compañías fantasma y estafas
piramidales fuera del alcance de los tribunales, aun cuando había sido
responsabilidad de su comité negociar los contratos en primer lugar. Algunas
de las compañías solo habían exportado los materiales y luego se habían
replegado con el mismo misterio con que habían aparecido, y,
presumiblemente, se habían llevado millones de dólares a bancos en el
extranjero. No obstante, algunos de los empresarios que consiguieron
contratos pasaron a convertirse en socios cercanos de Putin, incluidos Yuri
Kovalchuk y Vladímir Yakunin, que operaron una nueva compañía que
recibió autorización para exportar aluminio y metales no ferrosos.[26] Otros
contratos fueron a una compañía llamada Nevski Dom, controlada por
Vladímir Smirnov, y a la rama de exportación de una refinería con el difícil
nombre de Kirishinefteorgsintez, uno de cuyos propietarios fundadores era
Guenadi Timchenko. Ninguno de estos hombres jamás afrontó cargos.
Aunque eran poco conocidos en aquel momento, se volverían amigos del
joven funcionario de la oficina del alcalde y, finalmente, años más tarde,
serían titanes comerciales en la nueva Rusia. Nunca se probó que Putin se
beneficiara personalmente de la operación, aunque algunos, como Marina
Salié, dijeron que sospechaban que sí lo hizo. Claramente, las personas de su
entorno lo hicieron: un patrón que se repetiría en los años por venir. Las
explicaciones de Putin parecían inverosímiles. En lugar de exigir una
investigación, mayormente desviaba las preguntas. Incluso sugirió de forma
enigmática que miembros del concejo habían querido los contratos para sí y
no quisieron a «un entrometido del KGB» en el rol de adjudicarlos.[27]
El informe de la comisión investigadora no llegó a acusar explícitamente a
Putin ni a Ánikin de corrupción, aunque sí los acusó de «una total
incompetencia que raya en la mala fe». La comisión remitió todo el asunto a
la oficina del fiscal y exigió al alcalde que los despidiera a ambos.[28] Un
equipo de investigadores de la Cámara Federal de Cuentas viajó a San
Petersburgo para investigar, pero no presentó cargos.[29] Por primera vez, el
asunto manchó a Putin con un escándalo aunque este quedaría olvidado
durante casi una década. Ánikin sí dimitió, y fue reemplazado por Alekséi