Page 116 - El nuevo zar
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Catorce candidatos finalmente reunieron los requisitos para competir con
Sobchak y, entre ellos, algunos de sus más aguerridos enemigos personales: el
vicealcalde, Viacheslav Shcherbakov, cuyo despido luego de los sucesos de
1993 todavía se estaba disputando en los tribunales; Yuri Shutov, un
exasistente devenido biógrafo no autorizado de Sobchak; y Aleksandr
Beliáyev, el expresidente del concejo de la ciudad que Sobchak había
disuelto. No obstante, el hombre que más preocupaba a Sobchak era Yuri
Bóldirev, un liberal prominente que prestaba servicios como jefe de la
autoridad auditora en Moscú. Era Bóldirev quien había investigado las
primeras acusaciones de corrupción contra Putin en 1992, y se había forjado
una reputación como investigador razonablemente honesto en un tiempo de
impactante delincuencia.[15]
Sobchak ya estaba siendo investigado, y la elección de Bóldirev de seguro
le traería problemas legales y, posiblemente, a Putin también. Sobchak intentó
usar maniobras jurídicas para manipular la campaña para beneficio propio. En
marzo, enmendó la ley electoral para incluir un requisito de residencia que
hubiese excluido a Bóldirev —nativo de la ciudad— con el argumento de que
había estado viviendo y trabajando en Moscú. Era claramente un complot
antidemocrático y desesperado, que Bóldirev combatió con éxito en los
tribunales. La siguiente maniobra de Sobchak resultó tener consecuencias más
serias. Si bien la fecha de las elecciones ya estaba establecida para junio,
Sobchak la modificó. Alegó que lo hacía por insistencia de Yeltsin, que había
decretado que ninguna otra votación, excepto la candidatura del alcalde en
Moscú, debía celebrarse el mismo día que la presidencial.[16] Inicialmente,
Sobchak sugirió posponer las elecciones hasta diciembre, pero sus oponentes
lo denunciaron con ferocidad como un intento obvio por prolongar su
mandato. Entonces, envió a Putin a la Asamblea Legislativa en marzo para
persuadir a los diputados. Con la promesa de empleos y la amenaza de
represalias, Putin finalmente logró hacer que se aprobara la legislación para
convocar la votación el 19 de mayo, pero solo tras obtener un quorum muy
sospechoso.[17] Los rivales de Sobchak protestaron de forma acalorada.
Celebrar elecciones por separado no solo implicaba un derroche de recursos
de la ciudad, sino que la jugada acortaba los plazos de los candidatos para
presentar sus propuestas a los votantes. Las cadenas de televisión controladas
por la oficina de Sobchak no ayudaron tampoco, pues prodigaban atención a
Sobchak mientras a sus oponentes los limitaban a un programa de quince