Page 122 - El nuevo zar
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La derrota inesperada de Sobchak dejó a Putin sin empleo, sin patrón y sin
               propósito. Fue como regresar de Alemania Oriental otra vez. A pesar de la
               carta  que  él  y  otros  habían  firmado,  no  dimitió  de  inmediato,  aun  cuando

               ahora prestaba servicios para un gobernador nuevo al que había llamado «un
               Judas».  Yákovlev  convenció  a  otros  asistentes  de  Sobchak  para  que  se
               quedaran,  incluido  Dmitri  Kozak,  un  antiguo  fiscal  y  amigo,  y  a  Mijaíl

               Manevich, un joven economista que se convirtió en vicegobernador. Kozak se
               mantendría  cercano  a  Putin  durante  años,  pero  Manevich  fue  asesinado  un
               año después por un francotirador que disparó ocho balas a su coche cuando

               llegaba a la avenida Nevski. Putin permaneció en su oficina de Smolni hasta
               después  de  la  reelección  inesperada  de  Yeltsin  en  el  verano  de  1996,  pero
               luego le pidieron «con bastante brusquedad» que despejara el lugar para fines

               de junio.[36] El nuevo gobernador no había olvidado la frialdad de Putin y
               sus comentarios durante la campaña. Cuando un asistente le dijo que Putin

               todavía estaba en su oficina, esperando para hablar sobre su destino, el rostro
               de Yákovlev enrojeció. «No quiero oír nada más sobre ese imbécil», dijo.[37]

                    Sobchak intentó ayudar a su leal vicealcalde a encontrar un nuevo empleo,
               incluso apelando a Yevgueni Primakov, un antiguo jefe de espías que había

               encabezado el organismo sucesor de la rama de inteligencia exterior del KGB
               hasta  que  fue  nombrado  ministro  de  Relaciones  Exteriores  de  Yeltsin,  en
               enero de 1996. «Vas a ser embajador», le dijo a Putin su antiguo jefe. Era

               demasiado ridículo para siquiera contemplarlo, y Putin lo sabía, aunque no
               podía decírselo a Sobchak. Otros le prometieron que lo iban a necesitar en

               alguna parte, pero nada se materializó de inmediato. En julio, se mudó con su
               familia  a  una  dacha  que  había  construido  en  la  costa  del  lago
               Komsomolskoye,  a  100  kilómetros  al  norte  de  la  ciudad,  en  el  istmo  de
               Carelia, que era parte de Finlandia hasta que la Unión Soviética lo anexó tras

               la Gran Guerra Patriótica. Había un pequeño pueblo cerca. Allí Putin se unió
               a  un  puñado  de  empresarios  con  quienes  tenía  amistad  desde  1991  para

               formar lo que se convertiría en una comunidad cerrada en la costa del lago,
               constituida  más  tarde  ese  año  con  el  nombre  de  Ozero,  «Lago».  Entre  los
               accionistas se encontraban Vladímir Yakunin, Yuri Kovalchuk y los hermanos
               Fursenko, Andréi y Serguéi. Todos se habían conocido a través de su trabajo

               en  el  prestigioso  Instituto  Físico-Técnico  Ioffe  de  San  Petersburgo.  Habían
               fundado  una  empresa  para  convertir  su  trabajo  científico  en  productos
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