Page 170 - El nuevo zar
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capacidad  para  dar  forma  a  los  sucesos  mundiales,  lo  cual  hacía  que  las
               acciones lideradas por Estados Unidos fueran más difíciles de tragar. Yeltsin
               amonestó  duramente  al  presidente  Clinton  e  insistió  en  que  el  derecho
               internacional  prohibía  cualquier  intervención,  pero  lo  ignoraron.  Rusia  se

               resentía por el hecho de que Estados Unidos y su alianza en expansión con la
               OTAN actuaban  como  si  pudieran  imponer  su  voluntad  en  el  nuevo  orden

               mundial sin ninguna consideración por los intereses de Rusia. Peor aún, el
               conflicto en Kosovo guardaba un paralelo sorprendente con el de Chechenia,
               e incluso los rusos sin inclinación a la paranoia podían imaginar una campaña
               de la OTAN en representación del movimiento independentista de Chechenia.

               [19]

                    La guerra aérea de la OTAN, que comenzó el 24 de marzo de 1999, duró
               setenta y ocho días, y cada bomba o misil que cayó sobre Serbia fue percibido

               como un ataque contra Rusia. El sentimiento popular rabiaba, con protestas
               violentas  ante  la  embajada  de  Estados  Unidos  y  denuncias  virulentas  en  la

               Duma. La guerra atizó el sentimiento nacionalista que Yeltsin había tratado
               incansablemente de contener para su propia supervivencia política. Despachó
               a  su  ex  primer  ministro,  Víktor  Chernomirdin,  para  que  actuara  como
               mediador con Estados Unidos y la OTAN. Lo hizo por sugerencia de Putin,

               que  lo  consideró  «su  pequeño  aporte»  para  la  resolución  de  la  guerra.[20]
               Luego de semanas de bombardeos implacables, Milósevic finalmente se había

               rendido a las exigencias de la OTAN y había aceptado retirar de Kosovo las
               fuerzas serbias para hacerle sitio a una fuerza de pacificación internacional.
               Ahora Rusia exigía ser parte de la fuerza, pero se negaba a estar en modo
               alguno bajo el comando de los generales de la OTAN. Putin, recién designado

               jefe del Consejo de Seguridad, tomó parte en las negociaciones para resolver
               el punto muerto en la misión de pacificación. «Me impactó su capacidad para

               transmitir autocontrol y confianza en un tono neutro y suave», escribió Strobe
               Talbott, entonces vicesecretario de Estado, respecto de su primera reunión con
               Putin,  el  11  de  junio,  el  día  antes  de  que  los  pacificadores  de  la  OTAN

               avanzaran hasta Kosovo desde Albania y Macedonia. «Era físicamente el más
               pequeño de los hombres en la cúpula: bajito, esbelto y en forma, mientras que
               todos los demás eran más altos y la mayoría de ellos, pesados y gruesos.»[21]

               Putin se había preparado para la reunión con el estadounidense, y mencionó a
               los poetas que Talbott había leído cuando era estudiante, Fiódor Tiútchev y
               Vladímir  Mayakovski.  Claramente  había  leído  el  perfil  de  inteligencia  de
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