Page 171 - El nuevo zar
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Talbott.

                    Durante la reunión, los estadounidenses recibieron una nota de que Rusia
               amenazaba con enviar a sus pacificadores a Kosovo sin la coordinación de la
               OTAN.  Putin  calmó  a  Talbott  diciéndole  que  nada  había  cambiado  en  los

               acuerdos  alcanzados  y  que  «nada  inapropiado»  iba  a  ocurrir.  Pero  algo
               ocurrió, y Talbott llegó a creer que Putin lo sabía desde el primer momento.
               [22] Esa tarde, una unidad de paracaidistas rusos posicionada en Bosnia —

               parte  de  un  signo  temprano,  ahora  aparentemente  ingenuo,  de  cooperación
               postsoviética con la OTAN— cargó sus equipos y se dirigió desde su base
               hasta  el  aeropuerto  en  la  capital  de  Kosovo,  Pristina.  Cuando  las  tropas

               británicas  llegaron  al  aeropuerto  durante  la  mañana  del  12  de  junio,  unos
               doscientos  rusos  ya  estaban  allí  en  vehículos  blindados.  Cuando  el  general
               Michael  Jackson,  el  recientemente  nombrado  comandante  británico  para  el

               intento de pacificación, aterrizó allí y se preparó para anunciar el lanzamiento
               exitoso de la misión, uno de los vehículos rusos avanzó cruzando por la rueda

               de prensa improvisada sobre el asfalto. Un comandante del escuadrón ruso iba
               con la mitad del cuerpo fuera de la torreta y con una discernible sonrisa de
               superioridad en el rostro.[23] El comandante en jefe de la OTAN, el general
               Wesley  Clark,  le  imploró  a  Jackson  que  impidiera  de  algún  modo  ese

               despliegue ruso, pero Jackson se negó. «Señor —le dijo Jackson a Clark—,
               no voy a iniciar la Tercera Guerra Mundial por usted.»[24]

                    En Rusia, la reacción a ese despliegue fue entusiasta, pero de todos modos

               la intervención improvisada en el aeropuerto mostró la desorganización de los
               comandos civiles y militares del país. Putin, que un día antes había dicho que

               nada iba a suceder, actuó como si nada hubiese sucedido cuando Talbott se
               reunió  con  él  otra  vez  al  día  siguiente.  Alegó  total  ignorancia  de  la
               intempestiva acción militar en Pristina, pero explicó «lenta y calmamente, con
               una voz por momentos inaudible» que la «pelea previa a las elecciones» en el

               país había enfrentado a halcones contra palomas. Putin sugirió que había sido
               un  error;  no  obstante,  la  operación  dio  impulso  al  presidente  en  su  país.

               «Nadie  en  Rusia  —le  dijo  Putin  a  Talbott—  debería  poder  llamar  al
               presidente Yeltsin un títere de la OTAN.»[25]






               Las  declaraciones  de  Putin  acerca  de  la  «pelea  previa  a  las  elecciones»
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