Page 175 - El nuevo zar
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mayormente  musulmanas  que  se  extendían  desde  el  mar  Báltico  hasta  el
               Caspio  habían  sido  súbditos  intranquilos  de  los  imperios  rusos  y  luego
               soviético. Stalin expulsó poblaciones caucásicas enteras a Siberia durante la
               Gran Guerra Patriótica, por el temor de que estas acogieran a los invasores

               nazis.  El  derrumbe  de  la  Unión  Soviética  desató  antiguos  agravios,  que
               culminaron  en  la  declaración  de  la  independencia  de  Chechenia  y  la

               desastrosa guerra de entre 1994 y 1996. En la mente de Putin, esto equivalía
               al  desmembramiento  de  Rusia  misma,  favorecido  e  incitado  por  malvadas
               influencias extranjeras. Al parecer, se refería a los vencedores de la Guerra
               Fría, principalmente Estados Unidos.[29]


                    La debacle de Kosovo y el casi enfrentamiento en el aeropuerto llevaron a
               Yeltsin a ordenar al Consejo de Seguridad que se reuniera semanalmente para
               coordinar  mejor  la  estrategia  de  seguridad  nacional.  Las  reuniones

               aumentaron  más  aún  el  perfil  público  de  Putin.  Comenzó  a  conceder
               entrevistas regulares a los periódicos y canales de televisión, y respondía a las

               preguntas  del  día:  desde  una  nueva  doctrina  nuclear  hasta  reclamos
               estadounidenses  respecto  del  espionaje  ruso;  desde  una  propuesta  de
               reunificación de Rusia y Bielorrusia hasta la campaña política inminente. La
               continua  fragilidad  de  Yeltsin  avivó  rumores  de  malestar  e  incluso  de  un

               golpe  de  Estado  por  parte  de  los  de  línea  dura.  En  una  entrevista  con
               Komsomólskaia Pravda, Putin desvió una pregunta acerca de la posibilidad de

               un golpe de Estado por parte de los servicios de seguridad con un comentario
               sardónico: «¿Para qué montar un golpe si ya estamos en el poder?», preguntó.
               Su comentario generó escalofríos en los liberales del país y los opositores de
               Yeltsin, que no se tomaron la amenaza con tanta ligereza.[30]


                    Hacia finales de julio, Yeltsin interrumpió unas vacaciones y regresó al
               Kremlin.  Se  quejó  de  que  una  ola  de  calor  había  vuelto  imposibles  sus
               vacaciones,  pero  tenía  un  asunto  más  apremiante  entre  manos,  que  por  el

               momento solo él conocía. La causa que lo precipitó fue una alianza electoral
               revelada  el  día  anterior  entre  su  apartado  primer  ministro,  Yevgueni

               Primakov,  y  el  alcalde  Luzhkov,  de  Moscú.  Alejado  de  Yeltsin,  Luzhkov
               ahora desataba ataques virulentos contra la gestión del presidente y sus lazos
               con  la  oligarquía.  Los  medios,  incluidos  los  periódicos  y  una  cadena  de
               televisión fundada por el equipo de gobierno de Luzhkov, publicaban informe

               tras informe sobre la «familia» de Yeltsin y la corrupción que la circundaba.
               Yeltsin se quejó de que las historias más difamadoras habían sido compradas
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