Page 213 - El nuevo zar
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los comunistas, y Grigori Yavlinski, de Yábloko. Fueron casi enteramente
ignorados por el Kremlin y sus canales de televisión estatales hasta que
Yavlinski recibió una tardía descarga de anuncios de campaña e informativos
de noticias que lo atacaban alegando que era un candidato apoyado por judíos,
homosexuales y extranjeros. El ataque, que apelaba al más bajo común
denominador del sentimiento popular ruso, reflejaba el temor de que
Yavlinski pudiese quitarles a las filas de Putin suficientes liberales del país
como para obligarlo a una segunda vuelta. O bien el temor estaba fuera de
lugar, o bien la táctica funcionó. Putin ganó con un 53 % de los votos en la
primera vuelta, con lo cual derrotó a Ziugánov, que recibió solo el 29 %, y a
Yavlinski, que terminó con menos del 6 %. Hubo pruebas de que los totales y
el número de votantes de Putin recibieron la ayuda del voto múltiple,[17] que
infló los resultados, pero a nadie le importó realmente. Putin era
indisputablemente la opción del pueblo en las que serían las últimas
elecciones en Rusia que podrían llamarse, en cierto sentido, democráticas.
El ascenso de Putin a la cima del poder fue tan rápido, tan inesperado, tan
asombroso, que un prominente historiador ruso lo describió en términos
místicos, como el acto de un poder superior otorgado a una nación maltrecha
y agradecida. Yeltsin, escribió el historiador Roy Medvédev, había
abandonado el poder «sin revolución ni derramamiento de sangre», sin un
golpe de palacio o conspiración de ningún tipo. Rusia entraba en el nuevo
siglo con un nuevo líder, el presidente interino Putin, y casi toda la población
lo percibió no como una causa de alarma, sino como un providencial regalo
de Año Nuevo.[18]
Apenas unos días antes de las elecciones, el persistente enigma de las
explosiones de los edificios y los sucesos en Riazán —influidos ahora por la
brutalidad de la lucha en Chechenia— comenzaron a carcomer a los
opositores a Putin. Ellos creían que debía de estar en marcha alguna
conspiración, en la que este hombre pequeño, opaco, era apenas un títere de
fuerzas mayores. El periódico independiente Nóvaia Gazeta publicó una serie
de artículos que indagaba el misterio del «ejercicio de entrenamiento» en
Riazán. Los artículos citaban al cabo de policía que había entrado por primera
vez en el edifico de apartamentos y al oficial que había analizado los sacos de