Page 220 - El nuevo zar
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público a aplaudir, creyendo que había terminado.[30] Putin, veinte años más
joven, habló con nitidez y fuerza, y se enfocó en lo histórico del momento,
que llamó «el primer traspaso pacífico y democrático de autoridad máxima en
el país en sus mil cien años» (sin siquiera aludir a la orquestación que había
concebido Yeltsin).
La ceremonia amalgamaba la historia conflictiva de un país dividido
respecto del significado de su pasado y, por lo tanto, de su futuro. Putin, en
sus declaraciones, mencionó por encima «los capítulos trágicos y los capítulos
grandiosos», y dejó a los oyentes decidir cuál era cuál. Al finalizar la
ceremonia, se dispararon cañonazos de saludo desde la orilla del río Moscú.
Dentro, un coro cantó el final de Una vida por el Zar, de Mijaíl Glinka,
escrita en 1836 para conmemorar la muerte de un soldado en la guerra contra
Polonia y reescrita en tiempos soviéticos como Iván Susanin para eliminar el
homenaje al zar. Para Putin, el coro cantó los versos soviéticos.
Tras dejar el Gran Palacio, Putin contempló un desfile militar dentro de
los terrenos del Kremlin. Saludó a Alejo II, patriarca de Moscú y toda Rusia,
la autoridad de la Iglesia ortodoxa. Luego presentó una ofrenda floral a la
Tumba del Soldado Desconocido, ubicada apenas fuera de los muros del
Kremlin. La sensación era la de una coronación tanto como la de un traspaso
de poder democrático. Rusia tenía un nuevo líder, consagrado por el voto, y,
sin embargo, poca idea de adónde pensaba llevarla él.
El ascenso de Putin al poder constriñó su vida familiar. Permitió que sus hijas,
Masha y Katia, de entonces dieciséis y quince años, concedieran entrevistas
para la biografía de la campaña, pero luego desaparecieron de la vida pública,
siendo su privacidad ferozmente resguardada por el Kremlin. Rara vez
aparecía una foto de ellas, ni siquiera con sus padres; no hubo nunca un
retrato oficial de la nueva familia presidencial de Rusia. Las niñas estudiaban
en casa con tutores y aprendían no solo alemán, sino también francés e inglés.
En las entrevistas, daban la impresión de ser adolescentes corrientes que
disfrutaban de películas extranjeras como Matrix, pero solo se aventuraban a
salir en presencia de guardaespaldas. Sus padres les compraron un caniche toy
blanco, llamado Toska, el primer perro de la familia desde que un coche
atropellara a su pastor del Cáucaso en San Petersburgo. Liudmila dijo que su