Page 225 - El nuevo zar
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Personificaba las contradicciones del progreso en Rusia, que se situaba en
algún lugar entre una democracia moderna y las tradiciones soviéticas, de las
que todavía no se había podido librar. Los pasos iniciales de Putin reflejaban
ambas cosas, y las opiniones respecto de su liderazgo se dividían de acuerdo
con el lado de Putin que uno acogiera. Hasta Putin parecía a veces luchar para
decidir de qué lado estaba. Sin embargo, en cosa de unos pocos meses, les
ofreció a los rusos un cambio respecto del caos crónico de los años de Yeltsin.
Su objetivo no era acelerar la transición de Rusia hacia el capitalismo y la
democracia, sino moverse con cuidado para proporcionar un mínimo de lo
que la gente más quería, como diría una y otra vez: estabilidad. Y, aun cuando
mientras la guerra rabiaba en el Cáucaso lejano, lo logró ampliamente.
El 11 de mayo, cuatro días después de la ceremonia de investidura de Putin,
decenas de oficiales del KGB registraron las céntricas oficinas centrales de la
mayor compañía privada de medios de Rusia, Media-Most, que incluía el
popular canal de televisión NTV. Llegaron por la mañana, le ordenaron al
personal que se retirara a la cafetería y durante horas requisaron las oficinas,
confiscando documentos, ordenadores y, entre otras rarezas, una pistola
decorativa perteneciente al propietario de la compañía, Vladímir Gusinski.
[39] La primera parte de la vida de Gusinski guardaba paralelismos
sorprendentes con la de Putin. Había nacido un día antes, el 6 de octubre de
1952, y había vivido en un apartamento de una sola habitación con sus padres,
cariñosos y sin educación; su padre también era un veterano de la Gran
Guerra Patriótica y un obrero de fábrica. Como Putin, se consideraba a sí
mismo un «producto de la calle»; había aprendido a pelear para defenderse de
borrachos y vagabundos en los patios de un sombrío bloque de pisos
soviético.
Los paralelismos terminaban allí. El abuelo de Gusinski había muerto en
las purgas de Stalin y, aunque Gusinski prestó servicios en el ejército, también
hizo sus pinitos en negocios del mercado negro y, con el tiempo, comenzó
teatro.[40] Todo eso —su educación, su experiencia como judío en una
burocracia soviética intolerante— lo volvió un rebelde del sistema al que
Putin se volvió leal. También se hizo espectacularmente rico al abrir una
consultora a finales de la década de 1980 y trabar amistad con un burócrata de