Page 244 - El nuevo zar
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las  propias  experiencias  y  visiones  conservadoras  de  Putin.  Ciertamente
               compartía  el  objetivo  de  Putin  de  rehacer  una  fuerza  militar  que  resultaba
               excesiva  e  ineficiente.  Habiéndose  retirado  de  su  rango  militar  en  el  FSB,
               Ivanov se convirtió en el primer civil en encabezar el ministerio en la historia

               soviética o rusa. «Como pueden ver, los civiles llegan para ocupar posiciones
               clave en las agencias militares —dijo Putin cuando anunció el nombramiento

               —. Este es también un paso deliberado. Es un paso hacia la desmilitarización
               de la vida social de Rusia.»[19]

                    Los nombramientos de Putin eran señal de una ruptura con Yeltsin, si bien
               modesta. Nombró a la primera mujer para un alto cargo en el Ministerio de

               Defensa,  Liubov  Kudelina,  que  ocupó  el  puesto  de  supervisora  del
               presupuesto  militar.  Reemplazó  al  ministro  del  Interior  por  otro
               petersburgués, Boris Grízlov, que encabezaba el bloque a favor de Putin en la

               Duma, pero no degradó a nadie excepto al ministro de Asuntos Nucleares,
               Yevgueni Adámov, que después fue acusado en una corte estadounidense por

               malversar  9  millones  de  dólares  de  fondos  reservados  para  reforzar  la
               seguridad en sitios nucleares.[20] El periódico Izvestia declaró que el «equipo
               [de Putin] ahora realmente se ha hermanado como un “puño”».[21]

                    Como ministro de Defensa, Ivanov observó con alarma la perspectiva de

               una intervención estadounidense en la periferia de Rusia. Tres días después de
               los  ataques  del  11  de  septiembre,  Ivanov  descartó  «incluso  la  posibilidad
               hipotética de operaciones militares de la OTAN en el territorio de las naciones

               de Asia Central».[22] Putin, sin embargo, tenía la sensación de que Estados
               Unidos ahora entendía la amenaza del terrorismo islámico y estaba satisfecho.

               Viajó  a  Alemania  dos  semanas  más  tarde  y  se  presentó  ante  el  Bundestag;
               comenzó sus declaraciones en ruso y luego cambió a «la lengua de Goethe, de
               Schiller y de Kant». «Hoy debemos aseverar firme y finalmente —dijo— que
               la  Guerra  Fría  ha  terminado.»  El  canciller  alemán,  Gerhard  Schröder,

               correspondió  diciendo  que  el  mundo  debía  moderar  su  crítica  a  las
               operaciones militares de Rusia en Chechenia (mientras, en privado presionaba

               a Putin para intervenir en el juicio militar más relevante sobre crímenes de
               guerra perpetrados por soldados rusos).[23] Cuando Putin volvió a Moscú el
               24 de septiembre, fue al Ministerio de Defensa, un enorme edificio blanco en
               el  Anillo  de  los  Bulevares  en  el  centro  de  la  ciudad,  y  ordenó  a  los

               comandantes  trabajar  con  los  estadounidenses.  Desautorizó  a  Ivanov,  que
               abandonó  con  discreción  su  oposición  pública  a  las  operaciones
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