Page 247 - El nuevo zar
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anuncio público que realizaría Bush a mediados de diciembre.
Durante el debate sobre Afganistán y la defensa de misiles, Putin logró evitar
cualquier erupción de fervor nacionalista respecto de su discreta
reconciliación con las acciones y políticas de Bush. Yeltsin había
despotricado contra Estados Unidos y Occidente en parte para proteger sus
filas políticas. Putin, en cambio, puso de su lado a aquellos en Rusia que eran
más críticos con Estados Unidos y cimentó su dominio del Parlamento en la
misma forma lenta, furtiva y metódica que utilizó con las fuerzas militares.
Una de las primeras iniciativas legislativas de Putin en 2000 había sido
reestructurar el Consejo Federal, que entonces estaba conformado por los
gobernadores de las ochenta y nueve regiones del país y sus representantes,
quienes, como mostraron en el affaire de Skurátov, operaban
independientemente del Kremlin. La movida, junto con la creación de siete
enviados regionales, tuvo oposición al principio, pero finalmente logró poner
a los líderes regionales bajo el control de Putin. Con el tiempo, la cámara alta
que había atormentado a Yeltsin se convirtió en un ámbito afín poblado de
leales a Putin. Durante los primeros cinco años en funciones de Putin, el
Kremlin controlaba una mayoría rígida en la Duma; algunas de sus primeras
reformas —en especial, un intento para permitir la privatización de la tierra
agrícola— aún tenían oposición. Putin desdeñaba las políticas de partido y la
competencia legislativa, igual que cuando, siendo «vice» de Anatoli Sobchak,
confrontaba al concejo de la ciudad de San Petersburgo. Para él, los bloques
políticos del Poder Legislativo debían ser instrumentos del Ejecutivo en el
Kremlin. Dijo que no quería reproducir la idea de un solo partido gobernante
que gobernara Rusia como el Partido Comunista había gobernado la Unión
Soviética. Su intención era crear varios partidos, todos eficazmente
dependientes del Kremlin. En julio de 2001, Putin firmó una nueva ley
electoral para reducir la cantidad de partidos, al requerir un número de
miembros superior a cincuenta mil, distribuidos por al menos la mitad del
país. Ostensiblemente, la idea era crear un sistema de dos o tres partidos como
en Europa; la única diferencia era que todos los partidos serían leales o, al
menos, dóciles. Aunque profesó su compromiso con la democracia, Putin
tenía poca paciencia para los debates con resultados inciertos. Unidad ya
compartía con los comunistas el control de los comités del Parlamento, pero,