Page 268 - El nuevo zar
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expandirse aún más. Putin bendijo la fusión y le dijo que le informara cuando
               los detalles cobraran forma en los meses siguientes. Putin tenía otros asuntos
               que quería plantear a Jodorkovski, pero pidió hacerlo en privado, cuando la
               reunión pública hubiese terminado.


                    Faltaba un año para la reelección de Putin y, aunque su propia reelección
               parecía  indudable,  le  preocupaban  las  elecciones  parlamentarias  que  se
               celebrarían  en  diciembre  de  2003.  Como  muchos  magnates,  Jodorkovski

               había estado inyectando dinero en los partidos de la Duma sin consideración
               por  ideologías  políticas  y  con  aprobación  del  Kremlin;  él  financiaba  a  los
               liberales, a Yábloko y a Unión de Fuerzas de Derecha, pero también al partido

               de Putin, Rusia Unida, y a los comunistas. La intimidad entre los negocios y
               la  política  era  tal  que  los  propios  gerentes  y  ejecutivos  de  Jodorkovski
               prestaban  servicios  en  la  Duma,  en  particular  Vladímir  Dúbov,  que  era

               simultáneamente un ejecutivo de Menatep, el banco que había hecho rico a
               Jodorkovski, y el jefe del subcomité fiscal de la Duma. Jodorkovski utilizaba

               su influencia para ejercer presión contra la legislación perjudicial para Yukos,
               por momentos con descaro. Ahora Putin quería refrenar a Jodorkovski.

                    «Deja de financiar a los comunistas», le dijo cuando se encontraron en
               privado.  Jodorkovski  no  se  lo  esperaba;  apenas  meses  antes,  el  cerebro

               político de Putin, Vladislav Surkov, había dado su bendición al dinero que
               Yukos  estaba  aportándoles.  No  discutió,  sin  embargo.  Hizo  lo  que  Putin  le
               pidió, pero algunos de los candidatos a los que Yukos financiaba eran también

               sus  propios  ejecutivos.  El  presidente  de  la  subsidiaria  de  Moscú,  Alekséi
               Kondaurov,  incluso  se  postuló  como  comunista.  («Hoy  día  el  Partido

               Comunista  no  rechaza  la  propiedad  privada»,  dijo  una  vez.)  Jodorkovski
               intentó explicarle a Putin que no podía impedir a otros ejecutivos postularse o
               respaldar a partidos políticos, pero Putin no veía la diferencia.






               Las  preocupaciones  de  Putin  acerca  de  los  comunistas  delataban  una
               inquietud  dentro  del  Kremlin.  A  pesar  de  la  popularidad  de  Putin,  su
               programa  político  había  perdido  ímpetu  al  tiempo  que  se  aproximaban  las

               elecciones parlamentarias  de  2003.  La  guerra  en  Chechenia,  ahora  de  casi
               cuatro años, se había vuelto un embrollo, a pesar de un referéndum y unas

               elecciones  que  establecieron  a  un  funcionario  leal,  Ajmad  Kadírov,  como
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