Page 274 - El nuevo zar
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mismo mes, el Kremlin aprobó una sociedad entre BP (ex British Petroleum)
               y  TNK,  una  compañía  rusa  más  pequeña,  lo  cual  parecía  dar  señal  de  su
               apertura a la inversión extranjera. En septiembre, Jodorkovski asistió a una
               cumbre de energía con hombres del petróleo de compañías estadounidenses y

               rusas  en  San  Petersburgo  e  intentó  cerrar  un  acuerdo  para  fusionar  Yukos-
               Sibneft con Chevron. Cuando eso se derrumbó, restableció las negociaciones

               con ExxonMobil, cuyo presidente notificó a Mijaíl Kasiánov de las mismas.
               [36] La especulación acerca de un acuerdo llevó la bolsa a nuevas alturas.

                    La fusión de Yukos-Sibneft, valorada en 45.000 millones de dólares una
               vez completada, se hizo oficial el 2 de octubre. Jodorkovski continuó viajando

               y dando conferencias a estudiantes, periodistas y activistas acerca de su visión
               para una transformación moderna de los negocios y la sociedad que liberaría
               el potencial humano del país rompiendo las últimas cadenas de la mentalidad

               soviética.  En  una  entrevista  en  las  resplandecientes  oficinas  centrales  de  la
               compañía en Moscú, explicó que Rusia se encontraba ante una encrucijada y

               que su suerte no se resolvería optando entre capitalismo y comunismo, sino
               entre  una  sociedad  democrática  y  una  autoritaria.  «No  es  una  cuestión  de
               elegir entre el modelo surcoreano o el modelo norcoreano», dijo, desdeñando
               las  antiguas  divisiones  ideológicas.  «Es  más  una  elección  entre  Canadá  o

               Guatemala»,  un  Gobierno  moderno,  transparente  y  responsable,  o  una
               república  bananera.[37]  Esas  cavilaciones  públicas  enfurecían  a  Putin.  Se

               quejó ante John Browne, el presidente de BP, cuando se reunieron en Moscú
               para finalizar la inversión de la compañía en Rusia. «He tragado más basura
               de ese hombre de la que necesito», dijo.[38]


                    El enfado de Putin hacia Jodorkovski se mezclaba con sus temores acerca
               de  las  elecciones  parlamentarias  que  se  avecinaban,  programadas  para
               diciembre  de  2003,  y  con  el  disgusto  que  sentían  él  y  sus  asistentes  más
               allegados de San Petersburgo hacia este advenedizo político, este hombre que

               había explotado el caos de los años noventa para enriquecerse y ahora creía
               que podía utilizar esa riqueza para dictar el curso de Rusia. «Tenemos una

               categoría de personas que se han vuelto multimillonarias, como se dice, de la
               noche a la mañana», dijo Putin en una entrevista con The New York Times
               cuando las investigaciones llegaban a su punto más alto, en octubre. Pareció
               una  respuesta  discordante;  la  pregunta  había  sido  acerca  de  las  críticas  de

               Occidente sobre la acogida vacilante de la democracia por parte de Rusia, no
               sobre Yukos o Jodorkovski.
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